domingo, 18 de agosto de 2019

LA ORGANIZACIÓN EN NUESTRO PLEBISCITO DE LAS PRIMARIAS



JULIÁN LICASTRO

 LA ORGANIZACIÓN  EN NUESTRO PLEBISCITO DE LAS PRIMARIAS

Los porcentajes arrasaron a favor del verdadero cambio que expresamos nosotros: un modelo argentino opuesto al derrotado, dato obvio y  al margen de interpretaciones distintas y hasta delirantes.

Pero la clave es no agredir, ni hacer el juego a quienes provocan, apuestan a la lucha sucia, la superioridad de medios, la falta de escrúpulos y la visión estrecha de la votación como aritmética de individualidades, manipulables por las falsas encuestas, que no respetan vedas ni reglas comiciales.

Desconocen, por su deformación patronal, que  el pueblo no se comporta como empleado sometido, por necesidad, sino en tanto sistema social progresivo, protagonista de impulso organizado. Depositario de valores propios, generadores de “poder real”, no virtual, sobre ejes de maduración histórica, centrados en el arduo avance de la libertad, con justicia y solidaridad.

Una libertad no individualista, sino conjunta, equidistante del neoliberalismo que atomiza y del colectivismo totalitario. Por esta razón, que descarta la sumisión y la violencia: “nadie puede realizarse en una comunidad que no se realiza”.

La “polis”, recreada de su origen greco-romano, y su equivalente en las culturas nativas ”al respetar la ley nos hace libres,” sin avasallar los derechos de los otros; alentando el ideario de una convivencia próspera, sincera y de buena voluntad en las ópticas  y perspectivas diferentes.

Es el llamado “bien común general”, combinado con los “bienes específicos” locales. Todo armonizado en múltiples formas y expresiones asociativas: municipios distritales, asociaciones de fomento, estructuras de cohesión territorial, acción sindical, gremial, integración interna y desarrollo fronterizo; hasta espacios tan sencillos como clubes de barrio, comedores populares, parcelas rurales y cultivos familiares.

Lo cual exige un Estado, no estatista, pero presente y eficaz; capaz de privilegiar el proceso productivo, no especulativo, y al trabajo, núcleo de unión, vinculo de relación espiritual fecunda y vivencia irremplazable de dignificación.

Es la complementación del pleno respeto a la democracia constitucional, con la participación social ávida de justicia, inclusión y soberanía.

Finalmente, el “plebiscito” significa el modo mediante el cual el pueblo puede aprobar por “votación” numerosas cuestiones. Resultando lamentablemente  vulgar e impropio argumentar, con metáforas desequilibradas, la resistencia iracunda a una acción legal, legítima y republicana.

Buenos Aires, 19 de agosto de 2019.


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