jueves, 7 de junio de 2018

II. El TRABAJO ORGANIZA LA COMUNIDAD NACIONAL


II. El TRABAJO ORGANIZA LA COMUNIDAD NACIONAL

1. El significado profundo del peronismo histórico, además de consagrar un liderazgo nunca igualado, señaló la presencia permanente de los trabajadores en el concierto de las grandes decisiones de las que estaban excluidos.
2. Su vigencia se actualiza y agranda ante la reiteración de crisis económicas cíclicas, agravadas por ciertas estructuras partidocráticas vacías de contenido y cruzadas por la división política y la corrupción impune.
3. La posibilidad del movimiento nacional se recrea así en la dinámica del conflicto gestado por el subdesarrollo y la dependencia, donde caducan los discursos y relatos de todo tipo.
4. En los momentos culminantes, realidad e ideal se amalgaman para recordar que la causa nacional está presente, por encima de avances y retrocesos.
5. La estrategia nacional en parte cumplida y en parte pendiente, implica hoy perfeccionar la democracia constitucional, con la participación activa de las organizaciones libres del pueblo y todos los sectores sociales.
6. La libertad de pensamiento y acción es la salvaguardia de los gobiernos de círculo con tendencia a la apropiación del Estado en función de intereses de grupos o sectores expoliadores.
7. El capital debe estar al servicio de la economía, y ésta al servicio del hombre, no al revés.
8. El centro de la construcción económica de una Nación verdaderamente protagonista no es el consumismo exacerbado ni la inversión especulativa, sino el trabajo eficaz y productivo.
9. Sólo la “cultura del trabajo“ garantiza el crecimiento y el desarrollo equitativo, frente a la enajenación de nuestros recursos naturales y geográficos.
10. Restablecer el diálogo de la unificación nacional, exige acordar las bases claras y sinceras de la “concertación económica y social”.
11. Concertar, sinónimo de coordinar y cooperar para el bien común, presupone la consideración mutua de los interlocutores empresariales y gremiales y el debate de propuestas bien fundamentadas.
12. De igual modo, exige recuperar la herramienta estratégica de la planificación consensuada, a corto y mediano plazo, para salir del “día a día” de la incertidumbre y la puja inflacionaria.
13. El trabajo trasciende la noción capitalista de remuneración de “subsistencia” y el criterio colectivista de “sacrificio”, ya que es el eje de la organización e integración del país.
14. Una comunidad sin los deberes y derechos del trabajo, marcha hacia la decadencia política, la destrucción económica y el enfrentamiento social.
15. Los antivalores que acechan la cultura del trabajo son: la especulación, la indolencia y la delincuencia económica.
16. Gobernar es poblar y crear trabajo.
17. Sin trabajo efectivo no hay transparencia electoral ni república, pues muchos votos se trafican con dádivas.
18. La decisión por un modelo productivo, que estimule el esfuerzo compartido, definirá conscientemente el futuro de la Nación, y la calidad de nuestra democracia.
19. La nueva etapa del sindicalismo para el empleo productivo y la concertación social, exige reafirmar la doctrina, reforzar la capacitación y realizar una actualización transparente de sus estructuras y funciones.
20. Manteniendo lo esencial de su matriz orgánica para evitar la anarquización gremial, el sindicalismo argentino debe pasar de la “etapa corporativa” a la “etapa comunitaria”, representando a todos los trabajadores: activos, jubilados, precarizados y desocupados.
21. No postulamos la “autarquía” política clasista, sino la “autonomía” responsable en la defensa del interés común de todos los sectores del mundo del trabajo y la técnica.
22. Una evolución sindical inexorable, requiere lazos cercanos y directos con el conjunto social, favoreciendo también la promoción de las pymes y la reactivación de las economías regionales.
23. Todo el movimiento de los trabajadores tiene el desafío de ascender de factor reactivo de “presión” a factor proactivo de “poder”, para establecer y compartir un Estado de Justicia equilibrado y sólido.
24. La creatividad que esta nueva etapa demanda se traducirá en relaciones mutuamente útiles con el mundo de la educación y la cultura; y en la formación profesional y política de las nuevas generaciones de cuadros y dirigentes.


                

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