sábado, 3 de diciembre de 2016
ENTRE TODOS O NADIE Salir de la chatura conceptual y el encubrimiento de intereses
ENTRE TODOS O NADIE
Salir de la chatura conceptual y el encubrimiento de intereses
Debemos compartir nuestras reflexiones sobre un momento
complejo y difícil de nuestra patria. Un momento que resiste cualquier discurso
o relato, porque exige una clarificación a lograr en conjunto, referida al ser
nacional. Aquí todo aporte es valioso y respetable, a condición de que no
encubra su ideología o disfrace su origen.
En mi caso vengo del peronismo histórico; de algún
modo, de la historia del movimiento en sus últimos años, por haber sido
Secretario Político del único presidente constitucional elegido tres veces por
el pueblo argentino. Ya veterano, sigo cumpliendo con la promesa que le hice de
predicar el Modelo Argentino, como núcleo de su legado de experiencia y
sabiduría.
Su filosofía humanista y pensamiento estratégico siguen
vigentes por encima del oportunismo de quienes, invocando su nombre, no
siguieron su enseñanza ni aman su recuerdo. Su doctrina no es un dogma sectario
ni excluyente. Comprende soberanía política, independencia económica y justicia
social válidas para todos, según el axioma: “para un argentino no debe haber
nada mejor que otro argentino”.
Fui testigo privilegiado del histórico abrazo de Perón
y Balbín, y de su ofrecimiento para integrar una fórmula que, a su muerte,
impidiera la lucha civil. Simbólicamente, todavía estamos bajo el manto
protector de este abrazo, que significa la paz de la convivencia necesaria y la
unión posible en la diversidad de trayectorias ciudadanas.
Hoy no existe una
conducción suficiente encarnada en estadistas de esa talla, y quien quiera
abrogarse una autoridad hegemónica corre el riesgo de tropezar con “la realidad
que es la verdad”. Cualquier atajo institucional, mal
aconsejado por sabios ignorantes, revierte en contramarchas, suspicacias,
sospechas y pérdidas de tiempo.
Mientras algunos dicen que aprenden en esta
nueva situación, la política confunde, la economía impacienta y lo social
angustia. La esperanza, reducida a mera expectativa, es débil.
Todos debemos sentirnos responsables de
esta encrucijada, para superarla con medidas concretas y justas. Unos,
gobernando con equilibrio, honestidad y
apertura al diálogo, sin arrogancia. Otros, proponiendo soluciones sustentables
y sinceras.
No necesitamos dirigentes
de actuación, ni declamación: necesitamos dirigentes de acción. La conducción
es un arte superior no sustituible por ningún manual de imagen. Y menos de
asesores costosos y miopes para captar las vivencias y creencias del pueblo.
Lo bueno de la falta de hegemonismo no es
inventarlo, sino aprovechar para crecer en lo institucional, evitando el
sectarismo, la polarización y el caos.
Este desafío no admite la banalidad, sino un conocimiento en acción, que
piense para hacer y hable para organizar. En una crisis lo que vale es lo
orgánico, la improvisación, tarde o temprano, se diluye.
El peronismo
demanda una autocrítica constructiva pero muy profunda; transparentar sus
procedimientos, y conjugar su recomposición con las corrientes realmente
solidarias, no vividoras del subsidio crónico y humillante.
En la esfera
pública, no limitarse a optar sesgadamente por un aparato grande o reducido,
sino construir un Estado presente y eficaz con funcionarios probos: “el hombre
es bueno, pero mejor si se lo vigila”.
La democracia
representativa (gobierno de, para y por el pueblo) debe perfeccionarse con la
“democracia participativa” (gobierno con el pueblo). La clave es la “cultura
del trabajo” que dignifica en lo personal; y en lo comunitario, es el eje de
toda organización e integración social.
Una comunidad sin
los deberes y derechos del esfuerzo productivo marcha a su decadencia política,
destrucción económica y atomización.
En cambio, una
república de trabajo reclama un poder ejecutivo de trabajo, un poder
legislativo de trabajo y un poder judicial de trabajo, desterrando la
indolencia, el acomodo y la politiquería.
La dinámica
geopolítica, interna y externa, requiere planificar la “organización
territorial” sobre una matriz estratégica. Implica estimular la expansión
demográfica de los argentinos dentro de sus fronteras, y un caudal migratorio,
no anárquico, sino relacionado a nuestros recursos, para facilitar el empleo
productivo, una vez de perpetuar la miseria.
No hay política
vieja y política nueva: hay política mala y política buena. La llamada
“pospolítica” es la negación de una verdadera voluntad de ser, saber y hacer
política al servicio del bien común.
Formar nuevos
cuadros políticos, gremiales, profesionales y comunitarios para producir ordenadamente
el recambio y la renovación de la dirigencia y sus métodos. No perpetuar la
compra-venta de votos por explotación de la pobreza; y dar lugar, sin
discriminar, a los liderazgos que surgen de la base social más honda.
La “comunidad
organizada” comprende un gobierno centralizado, un Estado descentralizado y un
pueblo libre con sus propias organizaciones autogestionadas. Esta concepción
abarca la nación, cada una de las provincias y también los municipios. La
evolución municipal deja la forma estática de las “intendencias” derivadas de
las campañas colonizadoras.
Hoy el municipio
comunitario progresa según la calidad de las relaciones de vecindad, la
potenciación de sus propios recursos y las iniciativas de su pueblo de arraigo.
Su nuevo modo de liderazgo, opuesto al mando por delegación de cuño
autoritario, es la llave para acceder prácticamente a la democracia
participativa.
La autonomía
municipal supera, a la vez, el vecinalismo aislacionista y la regimentación
partidista, cumpliendo directamente las aspiraciones y necesidades de la gente.
El militante de verdad libra allí una
batalla de presencia permanente en la organización y comunicación de su
territorio. Se lo reconoce porque no es indiferente al sufrimiento social, ni
lucra con el clientelismo.
En política
exterior, vuelve a la escena el concepto de “tercera posición”, equidistante de viejos y nuevos
imperialismos; y defensora de nuestra integridad ante los desbordes actuales de
una globalización tecnocrática asimétrica y una mundialización financiera
arbitraria.
La matriz especulativa
del “capitalismo salvaje”, maximiza sus ganancias deformando el orden
internacional: vulnerando normas, evadiendo impuestos y presionando por
ventajas dominantes del mercado. Así se concentran monopolios y oligopolios que
“dibujan” flujos comerciales entre filiales, contra el control de los países
soberanos.
Como respuesta a la
aceleración del desorden transnacional surgen como tendencias visibles el
nacionalismo político y el proteccionismo económico. Con distintos personajes y
formas el fenómeno excede lo electoral, porque crece el rechazo social al
deterioro ambiental, el despilfarro de recursos naturales y la destrucción
masiva de empleo.
Una fase cultural
decadente, agrega la exhibición irritante de la opulencia, el menosprecio de
los sectores populares y medios, la negación de los valores comunitarios y la
apología de la delincuencia.
Ahora, en vez de
congraciarnos con los nuevos ocupantes del poder, debemos asimilar esta lección
desde una perspectiva argentina. Nadie vendrá de afuera a hacer por nosotros el
esfuerzo pendiente. Ante el derrumbe de esquemas demoliberales considerados
“eternos”; tenemos la oportunidad cierta de avanzar con lo nuestro.
Defendiendo el
trabajo argentino. Ampliando la plataforma productiva e industrial de todo el
país especialmente “el interior del interior”. Resguardando el mercado interno.
Rediseñando las alianzas políticas y de mercado con los países hermanos.
Impulsando la
aplicación científico-tecnológica propia para aumentar el volumen y el valor
agregado de nuestras exportaciones. Promoviendo el capital de riesgo e
inversión que crea empleo genuino. Afirmando nuestra opción por la economía
mixta, lo que descarta los regímenes extremos de cualquier signo.
Estas decisiones
imprescindibles no triunfarán si somos indiferentes y apolíticos (como quieren
las corporaciones). Porque hay que combatir la práctica del “libre comercio” al
revés, a favor del poderoso. La firma de empréstitos improductivos, con grandes
“comisiones” a funcionarios y gestores. Las maniobras de los “fondo de
inversión” especulativa que no crean trabajo. Los empresarios falsamente
“argentinos” que abusan de la protección con una producción escasa, cara y
mala.
La crisis que
vivimos tiene un costado positivo, acicateando las transformaciones que venimos
demorando. Entre ellas, alivianar la sobrecarga impositiva del ciudadano común,
sin privilegios, que cumple y paga. Y gravar como corresponde a las operaciones
financieras, extractivas y especulativas.
Imponer, desde el
más alto ejemplo, una política de austeridad en los medios utilizados por
funcionarios y dirigentes. Y ser implacables en la sanción de quienes hacen
negocios incompatibles con su cargo.
Los gobiernos de
turno no se debilitan, sino se fortalecen, cuando escuchan a los que saben; y
no repiten ensayos que colapsaron.
A diferencia del
elitismo egoísta, la verdadera excelencia es generosa. Por eso necesitamos
liderazgo sin mesianismo, entusiasmo sin triunfalismo y prestigio sin ficción ni
hipocresía.
Y, en nuestra
militancia, hagamos gala de respeto sin temor, adhesión sin obsecuencia y
lealtad sin sumisión.
Mercedes, Provincia de Buenos Aires, 2 de
diciembre de 2016.
Julián Licastro
domingo, 27 de noviembre de 2016
“EL MUNICIPALISMO COMUNITARIO, LA PREDICA NACIONAL Y EL MOVIMIENTO DE CURAS VILLEROS”
“EL MUNICIPALISMO
COMUNITARIO, LA
PREDICA NACIONAL
Y EL MOVIMIENTO DE CURAS
VILLEROS”
Algunas ideas para
compartir
- El legado de Perón constituido por su filosofía humanista y pensamiento estratégico sigue vigente, por encima del oportunismo y la impericia de quienes no siguieron sus enseñanzas ni aman su recuerdo.
- La “doctrina nacional” no es un dogma sectario ni excluyente, porque comprende la soberanía política, la independencia económica y la justicia social válidas para todos, según el axioma: “para un argentino no debe haber nada mejor que otro argentino”.
- La historia demuestra como la dependencia y la injusticia frustraron nuestro desarrollo. Y hoy reafirma nuestros principios esenciales cuando la propia banca mundial advierte a sus socios sobre el agotamiento del ciclo “fácil” de especulación financiera global.
- Una ola de indignación social, aún en los países desarrollados, confirma el rol indelegable de los Estados Nacionales para asegurar la identidad, la prosperidad y la participación de los pueblos.
- La “actualización doctrinaria” reclamada por nuestro fundador, sin variar sus consignas permanentes, exige encarar esta nueva etapa con una autocrítica constructiva, la transparencia de los procedimientos políticos y administrativos y la conjunción con los movimientos solidarios de propuestas positivas y acción transformadora.
- Este desafío, no consiente una actitud ociosa o banal. Exige un conocimiento en acción que piensa para hacer y habla para organizar, en cada territorio concreto.
- Respecto al rol del Estado, la cuestión no es optar ideológicamente entre un aparato público grande o reducido, sino construir una organización eficaz con funcionarios probos, capaces de potenciar los fondos presupuestarios aportados por el pueblo y asistir en la práctica a las iniciativas de la gente.
- En el marco republicano es menester perfeccionar el ejercicio de la democracia representativa (gobierno de, por y para el pueblo), con la “democracia participativa” (gobierno con el pueblo).
- La clave es la “cultura del trabajo” que trasciende la noción capitalista de remuneración y subsistencia, porque es el eje de toda organización e integración social.
- Una comunidad, sin los deberes y derechos del esfuerzo productivo, marcha a su decadencia política, destrucción económica y polarización violenta.
- Una república de trabajo reclama un poder ejecutivo de trabajo, un poder legislativo de trabajo y un poder judicial de trabajo, descartando la indolencia y la politiquería.
- En la gran política lo más importante es decidir desde lo propio el “modelo de país” que anhelamos.
- En esta tarea, el grado de unión a lograr por la concertación de políticas de Estado, es siempre el recurso de conducción más importante, porque garantiza la convivencia social.
- La dinámica geopolítica interna y externa necesita una planificación seria de la “organización territorial nacional” sobre una matriz estratégica sustentable.
- Implica una expansión demográfica argentina y una canalización migratoria, no anárquica, sino en relación fructífera con nuestros recursos naturales y geográficos, y la facilidad de empleo productivo.
- El concepto de “comunidad organizada” está constituido por un gobierno centralizado, un Estado descentralizado y un pueblo libre, que puede participar activamente con sus organizaciones autogestionadas.
- Esta articulación integral comprende la nación soberana, las provincias que la componen con su propia idiosincrasia y también los municipios. La evolución municipal significa dejar atrás la forma estática de las “intendencias”, derivada de las viejas campañas colonizadoras.
- Hoy, el municipio comunitario progresa naturalmente según la calidad de las relaciones de vecindad; valora su pertenencia territorial donde debe potenciar sus recursos; y motiva una conducción cercana y directa ligada a las iniciativas de su pueblo de arraigo.
- Su nuevo modo de liderazgo, opuesto al mando por delegación de cuño autoritario, es clave para el desenvolvimiento de la democracia participativa. Ésta solo depende para progresar del impulso y la dinámica de sus residentes.
- La autonomía municipal, dentro de la unión en la diversidad, supera el vecinalismo aislacionista y la regimentación partidista, para cumplir con honestidad, todas las aspiraciones, necesidades y esperanzas de la gente; incluyendo al movimiento de los curas villeros desplegado en las zonas más difíciles y carenciadas.
- La vigencia de la “tercera posición”, equidistante de viejos y nuevos imperialismos, resulta eficaz frente a la globalización tecnocrática y la mundialización financiera. Ambas acciones vulneran las fronteras nacionales y requieren respuestas creadoras y efectivas para defender nuestra integridad.
- Es crucial no repetir la experiencia de ajuste interno y gran endeudamiento externo porque colapsa. Atender la emergencia social, pero con horizonte en el pronto desarrollo de nuestra potencialidad productiva, y en la educación y capacitación para el trabajo genuino.
- Profundizar la formación de nuevos cuadros políticos, gremiales, profesionales y comunitarios, para producir el recambio ordenado y la renovación de la dirigencia. Dar lugar a los liderazgos que emergen de la base social más profunda.
- La “pospolítica” es la negación del arte de la conducción. Todo funcionario elitista miente su capacidad, su proyecto y su gestión, porque se encubre en la ficción de los asesores de imagen.
- El militante de verdad libra una batalla de presencia permanente en su territorio al servicio del bien común. No es indiferente al sufrimiento social, ni lucra con el clientelismo. Su estrategia organizativa incluye la amalgama de lideres comunitarios, equipos doctrinarios y grupos parroquiales para mantener en alto la fe, la esperanza y la solidaridad en la Argentina como tierra de promisión.
domingo, 20 de noviembre de 2016
TENDENCIA EN LA NUEVA ESCENA GLOBAL: NACIONALIMO POLÍTICO Y PROTECCIONISMO ECONÓMICO Resúmen de los contenidos desarrollados en los reportajes emitidos por AM 170 Radio Mi País, el 15/11/16 y FM 91,5 radio del Sol de Pilar, el 17/11/16
Tendencias en la mueva escena global:
“NACIONALISMO POLÍTICO Y
PROTECCIONISMO ECONÓMICO”
Principales
conceptos
- La globalización tecnológica y
finaciera, por su concentración de poder arrasa toda decisión propia, aún
de los países más desarrollados.
- La
matriz especulativa del “capitalismo salvaje”, carente de reglas, baja sus
costos al mínimo y aumenta sus ganancias al máximo, deformando el
intercambio internacional a favor del “mundialismo privatista” de la
corporaciones.
- Este
proceso se presenta inspirado en el “principio” de competencia, pero opera
sin transparencia para presionar gobiernos, vulnerar normativas, evadir
impuestos y obtener ventajas dominantes del mercado.
- A la
vez, oculta la propiedad de la acumulación transnacional en una red intrincada
de “ingeniería” accionaría, infligiendo déficits comerciales artificiosos
a los países soberanos.
- Así se
establecen monopolios y oligopolios que ”dibujan flujos comerciales,
tecnológicos, de servicios y patentes para eludir el control estatal. Esta
relación aritmética, acentuada en las últimas décadas, ocurre a expensas
del deterioro ambiental, la enajenación de recursos naturales y geográficos
y la destrucción masiva de puestos de trabajo.
- La cultura del trabajo es dañada
como factor de dignificación personal y eje organizador e integrador de la
comunidad. La desigualdad y la falta de
oportunidades de empleo y progreso alteran la situación social hasta
hacerla inmanejable.
- Paralelamente,
la “comunicación mediática” transnacional, con el vertiginoso impacto de
las grandes cadenas, por encima de toda asimilación informativa, descarta
los valores calificados de “viejos”, sin aportar nada a una nueva ética de
convivencia y solidaridad.
- En una fase decadente, se da la exhibición irritante de la opulencia,
el menosprecio de los sectores medios y populares y la apología directa o
indirecta de la delincuencia en sus múltiples manifestaciones.
- Con este panorama desgastante, el ciclo transnacional actual se
satura en sí mismo. En lo político, el rechazo creciente empieza a buscar
alternativas por fuera de la “clase dirigente” cerrada en sus propios
negocios.
- En
lo económico, la gran banca finaciera aconseja a sus asociados, dejar los
planes de la llamada “renta fácil” para invertir en activos reales, blanqueando
parte del capital.
- De este modo, se resiente el
dogma que vincula la democracia con
el desarrollo capitalista, planteando una etapa de nacionalismo y
proteccionismo, como tendencias de la nueva escena global.
- En este sentido, suma el descrédito total de las encuestas, los
análisis y la prensa que, sin objetividad ni equilibrio, sirven
ostensiblemente a intereses de círculo.
- Ahora, no debería preocuparnos tanto el congraciarnos con los
nuevos personajes hegemónicos, sino asimilar esta lección histórica desde
un pensar situado en la experiencia argentina. La dependencia intelectual
y material externa, está unida a la frustración interna de la realización
nacional.
- El poder “simbólico” del dinero, por la sobreemisión de divisas en papel, más la creación de
dinero electrónico, tiene una valoración “virtual”, apuntalando en
despliegues imperiales y bélicos.
- Para ejercer su influencia en la realidad concreta lo simbólico
necesita contar con dirigentes locales cooptados por la “colonización
pedagógica” (pensamiento “correcto” o dominante).
- En la lógica de la verdadera
conducción no hay que negar la realidad, que es la verdad, sino
transformarla positivamente en función del bien común.
- En esta instancia de cambios dramáticos, que derrumban esquemas
considerados “eternos”, tenemos la oportunidad de concordar el modelo de país
que anhelamos y construirlo entre todos.
- Reencontrar la equidad y la ecuanimidad perdida, asegura la
libertad, que sin justicia es libertinaje y culmina en opresión. Por consiguiente:
defender el trabajo argentino, ampliar la plataforma industrial y
resguardar el mercado interno; pero evitando que el abuso de la protección
lucre con una producción cara y mala.
- No practicar el “libre comercio” al revés con tratados bilaterales
leoninos y empréstitos onerosos e improductivos, que pagan “comisiones” a
los funcionarios y gestores.
- Impulsar la aplicación científico-tecnológica propia, aumentado la
calidad de nuestras exportaciones. Promover al capital de riesgo e
inversión, neutralizando las operaciones especulativas, y descartando los regímenes
extremos de cualquier signo.
miércoles, 9 de noviembre de 2016
PERÓN: HA SIDO, ES Y SERÁ
- Con esta expresión queremos afirmar que su
filosofía humanista y pensamiento estratégico siguen vigentes históricamente,
por encima del oportunismo y la impericia de quienes no siguieron sus enseñanzas ni aman su recuerdo.
- La doctrina nacional no es un dogma sectario ni
excluyente, porque comprende la soberanía política, la independencia económica
y la justicia social válidas para todos los argentinos.
- La historia demuestra, por el absurdo, como la
dependencia y la injusticia frustraron nuestro desarrollo. Y hoy reafirma
nuestros principios esenciales cuando la propia banca mundial dice que ”el
ciclo de especulación financiera global está agotado” (Informe Barclay).
- Una ola de indignación social, aún en los países desarrollados,
confirma el rol indelegable de los Estados Nacionales para asegurar la
identidad, la prosperidad y la participación de los pueblos; exigiendo la
actualización de la política y la transparencia de sus procedimientos.
- Ante este desafío, la vocación militante no consiente
una actitud ociosa o banal. Encarna un conocimiento en acción: no piensa por
pensar, piensa para hacer; y no habla por hablar, habla para organizar.
- Así, el militante libra una batalla de presencia
permanente en su territorio, forjando los nuevos liderazgos comunitarios; y el
enlace generacional que amalgama, potencia y da continuidad al movimiento tras
sus grandes consignas.
- En la gran política, no la politiquería, lo mas
importante es decidir desde lo propio el “modelo de país” que anhelamos .En
esta tarea, el grado de unión y pacificación a lograr por la concertación de
políticas de Estado, es siempre el
recurso de conducción mas importante.
- La cuestión no es optar ideológicamente entre un
aparato público grande o reducido, sino construir “un Estado eficaz” con funcionarios probos
bien supervisados, capaces de potenciar en la práctica los fondos
presupuestarios aportados por el pueblo.
- En el marco republicano es menester perfeccionar el
ejercicio de la democracia representativa (gobierno de, por y para el pueblo),
con la “democracia participativa” (gobierno con el pueblo).
- La “cultura del trabajo” trasciende la noción
capitalista de remuneración y subsistencia, porque es el eje de toda
organización e integración social. Una comunidad, sin los deberes y derechos
del esfuerzo productivo, marcha a su decadencia política, destrucción económica
y polarización violenta.
- Para establecer y compartir un Estado de justicia,
ecuánime y sólido, nuestra fuerza social debe transformarse de factor reactivo
de presión a “factor proactivo de poder”,.
- La vigencia de la “tercera posición”, equidistante
de viejos y nuevos imperialismos, se manifiesta frente a la globalización
tecnocrática y la mundialización financiera. Ambas acciones vulneran las
fronteras nacionales y requieren respuestas creadoras, sin dirigentes ni
funcionarios coptados por la ”colonización pedagógica”.
- La dinámica geopolítica de la región y el mundo, necesita
una planificación seria de la “organización territorial nacional” sobre una
matriz estratégica sustentable. Implica una expansión demográfica en relación
fructífera con nuestros recursos naturales y geográficos, aunando dos axiomas
fundamentales: gobernar es poblar (Alberdi) y gobernar es crear trabajo
(Perón).
- “La única verdad es la realidad”: la llamada
pospolítica, con la excusa de la modernidad, niega los hechos y situaciones que
debería transformar positivamente
implementando medidas concretas.
- La militancia que celebramos por sus cualidades
morales se expresa en: respeto sin temor, adhesión sin obsecuencia y lealtad
sin sumisión.
sábado, 29 de octubre de 2016
“EL MODELO ARGENTINO Y EL ARTE DE LA CONDUCCIÓN”
Clase V
“EL MODELO ARGENTINO Y EL
ARTE DE LA CONDUCCIÓN”
Principales conceptos
- En la gran política lo más importante es decidir desde lo propio, movilizando unidas las energías y fuerzas nacionales hacia el modelo de país que anhelamos.
- Esto significa tomar la iniciativa en el orden exterior e interior, para construir “poder” como sistema compartido signado por el bien común.
- Un poder con visión estratégica y sentido social que abre camino ofreciendo posibilidades para todos y no sólo a un sector.
- La fe imprescindible de un pueblo en su realización la define y decide, exigiendo imaginación, creatividad, honestidad y constancia en la implementación de sus propias herramientas políticas, económicas y sociales.
- Por el contrario, la aceptación de un modelo impuesto por la globalización tecnocrática y la mundialización financiera lleva al fracaso; porque la desigualdad no es la causa sino la consecuencia de un esquema dominante.
- La mera ”gestión” de gobierno como rol administrativo, aún suponiendo un esfuerzo voluntarista, es insuficiente para asistir a la masa excluida por el carácter sesgado y especulativo de la concentración económica (monopolios y oligopolios que se imponen sin limitación).
- Una nación substancial, no aparente, necesita, más que “gestores”, conductores y estadistas que logren la síntesis operativa de idealismo y realismo, de aspiración y posibilidad.
- La clave es concordar y concertar los grandes objetivos necesarios y sus lineamientos de acción, para poder actuar con éxito en el complejo ajedrez de los intereses regionales e internacionales.
- Necesitamos evolucionar del Estado-individuo al Estado-institución, para obtener la organicidad, la potencialidad y la continuidad requerida por un proyecto estratégico (la teoría errónea de un “Estado nacional mínimo” es funcional al mundialismo trasnacional).
- En el marco republicano, debemos perfeccionar nuestro ejercicio de la democracia representativa (“de, por y para el pueblo”), integrando los nuevos elementos de la democracia participativa (“con el pueblo”).
- Para madurar en esta perspectiva sin violencia, donde la fuerza, la solidez y el impulso vienen del grado de capacitación de cuadros y bases, es preciso elevar el nivel de conciencia política, evitando el entrismo, el oportunismo y la manipulación que son los vicios tan habituales de la politiquería.
- El trabajo en equipo y en red es el más adecuado para generar nuevas estructuras y formas de representación y de acción, superando el espontaneísmo y las contramarchas producto de la falta de preparación y plan.
- La autoridad es una función de conducción y no de dominio: “conducir no es mandar sino persuadir”.
- Una conducción inorgánica cae en el individualismo, la arbitrariedad y el autoritarismo, que son su negación. Una conducción orgánica, en cambio, incluye habilidades de comunicación, negociación y disuasión, ya que: “mejor que vencer es convencer”.
- La conducción, en tanto servicio mayor a la comunidad, se manifiesta en los sistemas de “economía mixta” (empresarial privada y empresarial estatal), asegurando su complementación mutua con eficacia y sin negociados.
- La palabra ordenadora y promotora de la conducción “hace y hace hacer”, mediante conceptos efectivos, sentimientos sinceros e imágenes atrayentes: la vulgaridad revela ignorancia.
- La mirada previsora y organizadora de la conducción tiene el don de descubrir las líneas de resistencia de una situación; y a la vez, identificar las fuerzas dispuestas a su convocatoria para sumarlas.
- La crítica, como modo del conocer, se diferencia de la noción primaria de reproche o represión, profundizando el saber, la comprensión y la experiencia política.
- El liderazgo implica las virtudes personales que dan brillo a la conducción orgánica y facilitan el desenvolvimiento estratégico.
- Se distingue de la mera “jefatura” formal o burocrática porque reúne: vocación, abnegación y carisma.
- La organización se humaniza, superando el “mando” mecánico con un liderazgo fraterno que protege y desarrolla la personalidad y valoración de sus integrantes.
- El liderazgo de actuación es simulador y declamativo; el liderazgo de acción es concreto y efectivo: su mejor campaña electoral es el buen gobierno.
- Liderazgo sin mesianismo; entusiasmo sin triunfalismo y prestigio sin elitismo: la verdadera excelencia es generosa.
- Respeto sin temor; adhesión sin obsecuencia y lealtad sin sumisión: la verdadera militancia demanda participar con dignidad.
sábado, 22 de octubre de 2016
Clase IV “VIGENCIA Y ACTUALIZACIÓN DE LA TERCERA POSICIÓN”
Clase IV
“VIGENCIA Y ACTUALIZACIÓN
DE LA TERCERA POSICIÓN”
Principales conceptos
- La concepción de la tercera posición nace de un pensar estratégico “situado” en nuestra realidad, para servir los intereses argentinos permanentes.
- El “sujeto histórico” de esta visón geopolítica es la comunidad nacional, cuya doctrina prevé la evolución del nacionalismo al continentalismo y luego al universalismo (no al mundialismo de las corporaciones).
- Ya en 1953 esta concepción propuso la integración de Suramérica a partir del proyecto ABC con los grandes estadistas: Perón por Argentina, Vargas por Brasil e Ibáñez por Chile.
- Y en 1957 celebró como propia la firma de los Tratados de Roma, entre la Francia de De Gaulle, la Alemania de Adenauer y la Italia de De Gaspari, gérmen de la Unión Europea (UE).
- Ambas acciones surgen de la unión cultural sedimentada en valores superiores y orientan la integración económica fortaleciendo a los Estado nacionales. La clave: proyectarse juntos hacia el exterior ante los imperios de postguerra (Washington y Moscú).
- Estos imperios fracasaron al prometer un nuevo orden internacional equitativo y justo, culminando en la codicia desbordada del llamado “capitalismo salvaje” (Juan Pablo II) y el totalitarismo soviético del “capitalismo de Estado”.
- La unión económica basada en la integridad de los Estados fue declinando hasta ser infiltrada primero y sustituida después por una economía dominante, arbitrada por las corporaciones transnacionales.
- Entre las décadas del 80 y 90 la decadencia política general consideró al mundialismo económico y la globalización tecnocrática un determinismo inmodificable y no una alternativa derivada de relaciones de poder, por el predominio del gran mercado financiero y las nuevas tecnologías.
- Los partidos “conservadores” trataron de asumirla a expensas de convertirse en neoliberales, y los partidos “socialistas” acompañaron el proceso al precio de transformarse en meros moderadores de sus peores efectos y no en verdaderos reformadores del régimen.
- Esta abdicación de las burocracias políticas de las competencias fundamentales de los gobiernos y Estados nacionales, agravó la crisis de representación y representatividad del sistema institucional formal de la democracia no participativa.
- La “clase política”, impotente para modificar esta situación, se aisló cada vez mas de las necesidades y aspiraciones ciudadanas y, encerrada en sí misma, tejió una trama oscura de interese espúreos y corrupción impune.
- La desigualdad impuesta por las maniobras del ”tecnocratismo” y el “burocratismo”, como se da en Bruselas, sede de la UE, amenaza ahora lo básico del sistema democrático; y genera por “ derecha “ o “izquierda” nuevas organizaciones que articulan el descontento popular, aún con coaliciones endebles (Podemos; Ciudadanos; Cinco Estrellas; Syriza; etc).
- El fenómeno se expande en todos los países, con corrientes aislacionistas y separatistas como observamos, entre otros, en Inglaterra (Brexit), Francia, Italia, España, Grecia, Alemania, Austria e incluso Estados Unidos.
- Por tal razón, el “sujeto jurídico” para efectuar las reformas necesarias, al sistema institucional, sin caer en aventuras riesgosas, es el Estado nacional; que debe abrirse a la participación de la sociedad, desechando las estructuras cerradas e insensibles y la tentación autoritaria.
- La máxima responsabilidad es política, no técnica, para estimular el desarrollo real e integral, y no el “rescate” falaz de la usura financiera, hipotecando el futuro con empréstitos.
- La sabiduría de la gran política y no la ignorancia de la “pospolítica”, tiene que persuadir, dialogar y concertar, para convertir la adversidad en acicate de la conciencia colectiva y mejorar la práctica social interna.
- La unión, pacificación y estabilidad del país es siempre el recurso estratégico más importante.
- Desde este cimiento debemos concentrarnos en como aprovechar las oportunidades que los cambios de ciclo plantean, para implementar una diversificación productiva sustentable e inclusiva, con peso regional y presencia internacional.
- El desorden mundial con aumento de la conflictividad política, económica, militar, migratoria y étnica exige una agenda exterior con énfasis en el interés nacional, sin funcionarios de mentalidad dependiente (sumisos a la “colonización pedagógica” que señala Jauretche).
- Esta agenda, consensuada parlamentariamente, debe proteger nuestros valores e intereses esenciales en los acuerdos internacionales y ser especialmente cauta en los llamados “tratados de libre comercio” con asimetría económica.
- Nuestro eje principal es: la soberanía política con cohesión territorial y sin alineamientos automáticos; la independencia económica razonable y con impulso al desarrollo científico-tecnológico propio; la cultura del trabajo y la justicia social; y el respeto a los derechos fundamentales de las personas y los pueblos.
- Es el momento de aprovechar el resurgir del “proteccionismo” que se está verificando incluso en los países más desarrollados, para repatriar capitales argentinos en el extranjero, con atención a un criterio productivo y no especulativo.
- Agregar valor a nuestras exportaciones agrarias y asociarse eficazmente con las corrientes de intercambio que amplíen la matriz productiva y potencien nuestro desarrollo industrial.
- La Argentina tiene un gran potencial por su posición geográfica, producción alimentaria, reservas acuíferas y desarrollo nuclear que la habilitan para una diplomacia superior. En este contexto, reafirma su vocación por la paz regional y mundial, y su destino de tierra de promisión.
sábado, 8 de octubre de 2016
viernes, 7 de octubre de 2016
“EL CONOCIMIENTO EN ACCIÓN”
Núcleo temático
1 - Parte 2
“EL CONOCIMIENTO EN ACCIÓN”
Principales conceptos desarrollados el 30 .9.16
Memoria y consolidación
- El conocimiento vital y dinámico que procede de la identidad cultural florece como vocación militante.
- El trabajo de pensar genera el pensar para el trabajo: no es un pensamiento ocioso o estéril.
- El trabajo de pensar conceptual y productivamente define a los “constructores de la sociedad” (Juan Pablo II)).
- Una cultural es nacional cuando tiene inscripto un plan de vida y de realización comunitaria.
- La cultura nacional, en su faz política, culmina con la “formación orgánica” de conductores superiores y liderazgos de equipo.
- Hay que lograr la calidad de la excelencia (no el elitismo), y una franja compatible de cuadros con capacidad de impulso y expansión.
- En el pensamiento nacional, la guía de los arquetipos espirituales es fundamental porque son ejemplos referenciales insoslayables: próceres, héroes y lideres históricos.
- El “mito”, no como mistificación, significa la representación metafísica de grandes verdades; y como tal señalan principios y valores permanentes.
- La memoria histórica es un proceso cultural que interconecta los momentos culminantes de la trayectoria de un pueblo, definiendo el “ser nacional” de modo actualizado al presente y proyectado al futuro.
- La proyección sustentable del “nosotros histórico” promueve la estrategia nacional como visión del país anhelado, los grandes objetivos que lo verifican y líneas de acción adecuadas y eficaces para lograrlo.
- Es un movimiento del espíritu, pleno de mística y de sentido, que destaca ideas esenciales con la fuerza de la pasión, pero sin la irracionalidad del fanatismo.
- “Cabeza fría y corazón caliente”, no al revés.
- Debemos desarrollar equilibradamente nuestra voluntad de ser, de saber y de hacer.
- Saber apreciar y conocer la teoría y la técnica, pero sin caer en la actitud intelectualista y tecnocrática.
- El arte superior de la conducción política va de la “razón pura” a la “razón práctica”.
- Es una razón concreta que se expresa en un ideal alto pero posible, no utópico y que evalúa con realismo las necesidades, aspiraciones y posibilidades del pueblo y su grado organizativo.
- En un equipo político es crucial la “unidad de cuerpo” que se origina en la vivencia intransferibles de compartir una misma militancia.
- La amistad, el compañerismo y la camaradería generan naturalmente una congruencia de: palabras, gestos, actitudes y acciones.
- Así se accede progresivamente al nivel de “formación de la conciencia nacional, no sólo como participantes de una organización, sino como cuadros creadores e innovadores.
- Sin identidad nacional, no hay conciencia nacional y sin ésta no hay estrategia nacional ni políticas de estado.
- La Identidad requerida no implica uniformidad ni masificación, sino “unidad en la diversidad”.
- La libertad de pensamiento individual debe armonizarse con la “unidad de concepción” compartida por el conjunto, imprescindible para asegurar el principio de “unidad de ejecución”.
- La unión nacional exige a la conducción superior mediar entre opuestos no antagónicos de la comunidad de pertenencia, para lograr la síntesis imprescindible de voluntad, acción y poder transformador.
- El todo es más que la suma de las partes, porque tiene un “alma” que trasciende el concepto burocrático y apático de la organización.
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