lunes, 18 de marzo de 2019

COMPARTIENDO REFLEXIONES



JULIÁN LICASTRO – Compartiendo reflexiones

Sentimos el deber de la esperanza en la persistencia de nuestro ser nacional.

La primera reflexión es afirmar el designio fundamental de la estrategia como arte superior. Especialmente en la conducta y conducción de comunidades riesgosamente desviables a crisis violentas.

La esperanza tiene la virtud de estimular alternativas concretas al determinismo fatalista y la especulación teorizante. Implica alentar la vida hasta el último esfuerzo, honrando la acción, testimonio y mensaje de una participación histórica coprotagonista. 

Experiencia perfectible, transmitida a las nuevas generaciones en sincero aporte al pensamiento argentino acumulado y continuo, sin olvidarlo ni vaciarlo de contenido trascendente. Un paso hacia el futuro inmediato y la planificación a largo plazo con propuestas coherentes y doctrinales.

Sobre los grupos muy polarizados en los extremos de la “posverdad” prevalecerá, más que nunca, la instancia propicia al diálogo clarificador y urgente. Lo contrario nos condenaría a la disgregación de nuestra pertenencia, degradándonos en extranjeros errantes, según ocurre en otras latitudes, donde el poder se concentra en minorías voraces de distintas tendencias.

La ausencia de referencias autosuficientes puede facilitar una amplia convocatoria a la concertación y concordia. Hay que enfocarse en las necesidades y aspiraciones de millones de ciudadanos sufridos y decepcionados por una situación insoportable.

Ésta es la clave de un empeño laborioso para unir en lo esencial: sentimientos, ideas y voluntades. Hace falta autocrítica, abnegación y respeto a posiciones contrapuestas, pero no antagónicas a una prosperidad sostenida y conjunta por disminución de enfrentamientos estériles.

Nadie es inocente si no se involucra en la actualización de sistemas caducos que revelan una mediocridad despreciable, para una Nación con destino de grandeza y felicidad.

Por lo demás, el triunfo electoral de un sector no significa la extinción de los otros, conviviendo todos tras un ideal posible, equitativo y de derecho, pleno de justicia.

La opción por los grandes valores no representa ingenuidad o descuido, atenta a la amenaza permanente de quienes exponen el lado más falaz y contradictorio de la condición humana.


                                                               Buenos Aires, 18 de marzo de 2019.