JULIÁN LICASTRO –
Compartiendo reflexiones
Sentimos el deber de la esperanza en la persistencia
de nuestro ser nacional.
La primera reflexión es afirmar el designio fundamental
de la estrategia como arte superior. Especialmente en la conducta y conducción
de comunidades riesgosamente desviables a crisis violentas.
La esperanza tiene la virtud de estimular
alternativas concretas al determinismo fatalista y la especulación teorizante. Implica
alentar la vida hasta el último esfuerzo, honrando la acción, testimonio y
mensaje de una participación histórica coprotagonista.
Experiencia perfectible, transmitida a las nuevas
generaciones en sincero aporte al pensamiento argentino acumulado y continuo,
sin olvidarlo ni vaciarlo de contenido trascendente. Un paso hacia el futuro
inmediato y la planificación a largo plazo con propuestas coherentes y
doctrinales.
Sobre los grupos muy polarizados en los extremos de
la “posverdad” prevalecerá, más que nunca, la instancia propicia al diálogo
clarificador y urgente. Lo contrario nos condenaría a la disgregación de
nuestra pertenencia, degradándonos en extranjeros errantes, según ocurre en
otras latitudes, donde el poder se concentra en minorías voraces de distintas
tendencias.
La ausencia de referencias autosuficientes puede
facilitar una amplia convocatoria a la concertación y concordia. Hay que enfocarse
en las necesidades y aspiraciones de millones de ciudadanos sufridos y
decepcionados por una situación insoportable.
Ésta es la clave de un empeño laborioso para unir en
lo esencial: sentimientos, ideas y voluntades. Hace falta autocrítica,
abnegación y respeto a posiciones contrapuestas, pero no antagónicas a una
prosperidad sostenida y conjunta por disminución de enfrentamientos
estériles.
Nadie es inocente si no se involucra en la
actualización de sistemas caducos que revelan una mediocridad despreciable,
para una Nación con destino de grandeza y felicidad.
Por lo demás, el triunfo electoral de un sector no
significa la extinción de los otros, conviviendo todos tras un ideal posible,
equitativo y de derecho, pleno de justicia.
La opción por los grandes valores no representa
ingenuidad o descuido, atenta a la amenaza permanente de quienes exponen el
lado más falaz y contradictorio de la condición humana.
Buenos Aires, 18 de marzo de
2019.
No hay comentarios:
Publicar un comentario