miércoles, 31 de octubre de 2018

EL SER NACIONAL




EL SER NACIONAL

Ante una crisis profunda que cuestiona el sentido de nuestra existencia personal y colectiva, se hace necesario recurrir a una filosofía de la vida sencilla, sincera y sólida.

Tal acercamiento del pensamiento a la acción requiere una autocrítica constructiva y analítica comprensible, cuya difusión invite a reflexionar en conjunto con seriedad y buena fe.

Un diálogo pluralista, no teoricista, que responda a situaciones concretas de la comunidad, afirmando su identidad y conjurando los amagos de decadencia que suele asestar la enajenación “cultural” y el entreguismo económico sobre la trayectoria de los pueblos.

Esta resistencia patriótica surge como deber espiritual en quienes la asumen conscientemente, condesando  un cúmulo de sentimientos, principios, símbolos y grandes valores para una construcción integral y metódica.

Sin esta inspiración elevada, la política degrada en ignorancia, improvisación, divisionismo y corrupción. Se vuelve retrógrada como “antipolítica” o “pospolítica”.

Una Nación sustancial no puede trascender por estos defectos, sino por una voluntad histórica definida, forjada de hechos gloriosos que estimulan su estima y grandes contrastes que templan su carácter.

Ambas secuencias exigen repensar sus motivaciones, para que la colonización mental o “pedagógica” (como la llama Arturo Jauretche), no nos recluya en el estigma de lo frustrado, aparente y fallido.

El “Ser Nacional” constituye justamente la referencia primordial para alcanzar la categoría estratégica imprescindible; y renovar el centro de un sistema creativo en lo ético, jurídico y  técnico.

Es también la matriz de las políticas de Estado, no de partido o facción, que recogiendo la tradición viva del pasado, le sume los elementos de innovación, calidad y competencia de la época.

Aspecto crucial para convocar la esperanza sobre la manipulación neoliberal del escepticismo y la cosificación; y para acentuar el intercambio fructífero entre jóvenes, intermedios y veteranos con el ideal de la excelencia.

Simultáneamente, implica rescatar los orígenes fundantes del Movimiento y actualizarlo, operativa y programáticamente, sin usurpar su nombre ni traicionar sus esencias perdurables.

Hay una nueva escena geopolítica y geoeconómica donde es menester ratificar lo distintivo del “Ser Nacional” argentino, en tanto legado testimonial y vigente, que reclama persistir en nuestra vocación ideal de militancia.
En este desafío, el todo no es la mera suma de sus partes, porque goza de un “alma” que sostiene una gran organización nacional. Una estructura territorial no sustituible por partidos provinciales o municipales, como buscan imponer los medios concentrados.

Nuestra concepción irrenunciable no es una dirección mecánica, al servicio de ambiciones individuales; sino una conducción dinámica de la participación de una comunidad libre, enriquecida en su diversidad de opiniones y matices.

                                                                                               JULIÁN LICASTRO
Buenos Aires, 31de octubre de 2018.




martes, 23 de octubre de 2018

EL DESTINO ARGENTINO Y EL ARTE DE CONDUCIR



JULIÁN LICASTRO - Reflexiones frente al debate del presupuesto nacional

EL DESTINO ARGENTINO Y EL ARTE DE CONDUCIR

En la gran política lo más importante es decidir desde lo propio, movilizando unidas las energías y fuerzas nacionales hacia el país que anhelamos; lo cual debe verificarse en la asignación de los recursos del presupuesto.

Esto significa tomar la iniciativa en el orden exterior e interior, para construir “poder” como sistema compartido signado por el bien común. Un poder con visión estratégica y sentido social que ofrece  posibilidades para todos y no sólo a un sector de conveniencia.

La fe imprescindible de un pueblo en su realización la define y decide, exigiendo imaginación, creatividad, honestidad y constancia en la implementación de sus propias herramientas políticas, económicas y sociales.

Por el contrario, la aceptación de un modelo impuesto por la globalización tecnocrática y financiera lleva al fracaso; porque la desigualdad no es la causa sino la consecuencia de un esquema dominante y excluyente.

La mera “gestión” de gobierno como rol administrativo es insuficiente por el carácter sesgado y especulativo de la concentración económica (monopolios y  oligopolios que se imponen sin limitación).

Una nación sustancial, no aparente, requiere, más que simples “gestores”, conductores y estadistas que logren la síntesis operativa de idealismo y realismo, de aspiración y posibilidad.

La clave es concordar y concertar los grandes objetivos y sus lineamientos de acción, para jugar en el complejo ajedrez de los intereses regionales e internacionales.
Y evolucionar para obtener la organicidad, la potencialidad y la continuidad requerida por un proyecto sustentable (la teoría errónea de un “Estado mínimo” es funcional al mundialismo trasnacional).

En el marco republicano, debemos perfeccionar nuestro ejercicio de la democracia representativa (“de, por y para el pueblo”), integrando los nuevos elementos de la democracia participativa (“con el pueblo”).

Para madurar en esta perspectiva sin violencia, donde la fuerza, la solidez y el impulso vienen del grado de compromiso comunitario, es preciso elevar el nivel de conciencia nacional, evitando el entrismo, el oportunismo y la manipulación que son los vicios de la vieja y nueva politiquería.

El trabajo en equipo y en red es el más adecuado para actualizar estructuras y formas de representación, superando las contramarchas  por  la falta  de planificación  y de alternativas constructivas.La autoridad es una función de conducción y no de dominio: “conducir no es mandar sino persuadir”.

Una conducción arrogante cae en el individualismo, la arbitrariedad y el autoritarismo, que son su negación. Una conducción coherente  abarca habilidades de comunicación, negociación  y disuasión, ya que: “mejor que vencer es convencer”.

Conducir, en tanto servicio vocacional, se manifiesta, en los sistemas de “economía mixta” (empresarial privada y empresarial estatal), asegurando su complementación con eficacia, sin negociados y sin reciclar conflictos de intereses.

La palabra ordenadora y promotora “hace y hace hacer”, mediante conceptos efectivos, sentimientos sinceros e imágenes atrayentes. La vulgaridad revela ignorancia.

La mirada previsora  tiene el don de descubrir las líneas de resistencia de una situación; y a la vez, identificar las fuerzas dispuestas a su convocatoria, para sumarlas escuchando sus aportes.

La crítica, como modo del conocer, se diferencia de la noción primaria de reproche o ataque, ya que incluye el saber, la comprensión y la experiencia.

El liderazgo implica las virtudes personales que permiten la dirección orgánica y facilitan el desenvolvimiento estratégico. Se distingue de la mera “jefatura” formal o burocrática porque reúne voluntad, abnegación y carisma.

La organización nacional se humaniza, superando el “mando” mecánico economicista con un proceder que protege y desarrolla la personalidad y la valoración de todos con una distribución equitativa de esfuerzos y beneficios.

Necesitamos liderazgo sin mesianismo; entusiasmo sin triunfalismo y prestigio sin elitismo. Respeto sin temor; adhesión sin obsecuencia y lealtad sin sumisión. Condiciones para avanzar hacia una unión en lo esencial, sin sacrificios estériles ni enfrentamientos extremos.

domingo, 9 de septiembre de 2018

CULTURA DE REALIZACIÓN O DEPENDENCIA



JULIÁN LICASTRO - CULTURA DE REALIZACIÓN O DEPENDENCIA

  1. Apelar a la cultura en diálogo con el pensamiento nacional a fin de atravesar este tiempo de dependencia extrema y codicia ilimitada, pagadas con la desesperación de los más vulnerables. Precisamente nuestra cultura es negada desde su mismo nombre, sustituido por un repertorio societario sin enlace con una identidad plena de soberanía.

  1. Reencontrar así el sentido de la existencia, por la realización mancomunada; superando la angustia de la soledad, el absurdo del egocentrismo y la fugacidad de la vida en la nada. Y recuperar la palabra para expresarnos sin temor, con el significado propio de cada vocablo; evitando la tergiversación del manual de “marketing”.

  1. Defender la cultura de la vida, que es dignidad, afecto y solidaridad; en respuesta a la arrogancia, el maltrato y la hipocresía. Y postular la cultura del trabajo, producción y  tecnología, en equilibrio de derechos, obligaciones e iniciativas.

  1. Prescindir de ciertos dirigentes devenidos  “empresarios”, y de aquellos que, simulando cautela, son cómplices de un régimen inviable de endeudamiento y saqueo, concentración especulativa y desempleo masivo.

  1. Aprender por descarte de los cuadros que, desertando de la militancia, sirven de asesores encubiertos a la  “patria contratista” y sus procedimientos mafiosos.

  1. Señalar que la corrupción de un gobierno no justifica la de los otros, exigiendo a un poder judicial sin negociados, sobreactuaciones ni extorsiones el  “medir con la misma vara”.

  1. Proteger la convivencia comunitaria de la violencia de uno y otro extremo; que frustra la  evolución de la lucha incruenta de conjunto.

  1. Alertar que el “amiguismo” no confunda lo personal con lo político, o aísle a la presidencia, ocultando la realidad que es la única verdad. 

  1. Vencer las “falsas antinomias” y concertar acuerdos-marco de propuestas públicas de poder nacional, y no recurrir  al  enroque de funcionarios debilitados, rescatando y/o renovando la política, que es imprescindible para conducir  las crisis cíclicas.

  1. Saber que entre la impotencia política y económica, la dinámica de la historia ofrece la oportunidad de la  organización social alternativa. Y apreciar a una base esclarecida por el desastre, y potenciada cuando el escarnio laboral y el sufrimiento familiar sean definitivamente insoportables. 
                                                     
Buenos Aires, 9 de septiembre de 2018.

miércoles, 22 de agosto de 2018

DESTERRAR TODA VIOLENCIA



                      JULIÁN LICASTRO – DESTERRAR TODA VIOLENCIA         


  1. La violencia es el signo de la depredación, que Perón estadista definió como un efecto residual de la animalidad primaria, en su obra: “La fuerza es el derecho de las bestias”.

  1. Un impulso sin moral ni ética, contrario a la evolución posible, la veracidad requerida y la justicia necesaria.

  1. Las minorías, del extremismo o la reacción, se realimentan entre sí, resultando funcionales por igual a los ciclos destructivos de nuestro potencial de trabajo y producción.

  1. En consecuencia, el primer problema a resolver no es económico sino político, consensuando un proyecto equitativo que evite la ineptitud, el entreguismo, la impunidad y la fragmentación del país.

  1. Sólo una estrategia nacional debatida, predicada y compartida como tal, puede orientarnos en las crisis coyunturales, sin la tendencia facciosa de “agregar leña al fuego”.

  1. Si en esto caímos en el pasado, aprendamos la lección histórica aplicando la consigna “Nunca más”, para recuperar la esperanza y la  credibilidad como virtudes de la convivencia.

  1. Hay que hacerlo con el esfuerzo de todos y el sacrificio de ninguno, en una perspectiva incluyente; con conciencia, prudencia y eficacia real, no aparente ni mediática.

  1. La reforma estructural e innovadora imprescindible no puede realizarla aisladamente ninguna corriente electoral ni social, si es que queremos ser Nación y alentar un desarrollo integral.

  1. El viejo “desorden planificado” montado para robar o especular debe ser desarmado, a fin de restablecer el sistema institucional; y actualizarlo con espíritu participativo y comunitario.

  1. No se puede conducir lo que no se ama; no se puede amar lo que no se conoce; y no se puede conocer nada sin admitir la realidad que es la verdad.

sábado, 11 de agosto de 2018

LA ÚNICA VERDAD ES LA REALIDAD



JULIÁN LICASTRO - “La única verdad es la realidad”


  1. Mientras se divulga el conocido escándalo de la vieja y nueva corrupción  como sistema, por la intrincada red de coimas de la cartelización de la obra y los servicios públicos, dos hechos merecen destacarse. Primero, que los mismos responsables involucrados son medidos con la doble vara de su cercanía o no al Poder Ejecutivo de turno. Y segundo, que este mal espectáculo y lamentable ejemplo, sufrido por el pueblo en sus necesidades básicas insatisfechas, denigra a nuestra Patria, y ocurre en el tiempo real de los peores datos concretos sobre el riesgo país, el descontrol inflacionario y la fuga de divisas.

  1. La falta de inversiones productivas es su resultado terminal, temerosas de una situación inestable provocada por la visión externa de una “gran inmoralidad”. Esta realidad nos descalifica por encabezar los países que declinan su identidad nacional, al carecer de una mínima coherencia estratégica y cohesión geopolítica.

  1. La virtud de la decencia, que todavía anida afortunadamente en núcleos políticos, empresarios, gremiales y de funcionarios probos, corre el riesgo de afectarse en este estigma, a menos de responder con clara distinción al cohecho de cualquier signo y origen; y de elaborar propuestas superadoras y legítimas que eviten la autocracia mediante una línea de acción comunitaria, ecuánime y participativa.

  1. Los argentinos de bien la están esperando para orientar mejor su movilización pacífica, más allá de matices partidarios pluralistas, pero siguiendo siempre la vigencia histórica de sus principios fundantes.

   Buenos Aires, 11 de agosto de 2018.

domingo, 22 de julio de 2018

LA VARIABLE DE AJUSTE SON LOS TRABAJADORES




LA VARIABLE DE AJUSTE SON LOS TRABAJADORES

  1. Una trama tecnocrática nos deshumaniza, frustrando ideales y esperanzas.          

  1. Una retórica de “progreso” nos satura, pero sólo como publicidad especuladora, sin alternativas productivas para todos los sectores.

  1. El dogma “neoliberal” contrasta la aspiración comunitaria de saber y hacer, con vocación patriótica.

  1. La reducción de “persona” a “individuo” disminuye la posibilidad de un destino colectivo y pacífico.

  1. La variable de ajuste dentro del ajuste son los trabajadores; jubilados; precarizados y desocupados.

  1. Sin libertad de participación se suprime al “Sujeto Histórico”, orientado al bien común y la acción ecuánime.

  1. La contrahistoria y la pospolítica socavan la Nación, el Estado y la Soberanía, dificultando la convivencia y la unión.

  1. El monopolio privado de la “palabra” afecta el pensar con los valores elegidos, porque dan sentido y potencian la vida.

  1. Defender nuestras creencias y fé es prevalecer sobre la hipocresía, los manejos prebendarios y los asesores sin escrúpulos.

  1. Quienes perdieron credibilidad apuestan a la división, agravando la situación del pueblo, que va a manifestarse cada vez con mayor elocuencia.





jueves, 14 de junio de 2018

CORREGIR EL RUMBO




CORREGIR EL RUMBO

  1. Urge corregir un rumbo que, sin protección alguna, disminuye nuestra soberanía monetaria y provoca el desempleo público y privado.

  1. Un régimen de especulación financiera, irresponsable e inviable, ignorante que los deberes y derechos del trabajo organizan la comunidad y evitan el conflicto confrontativo permanente.

  1. Soberanía es luchar por la existencia y nuestra identidad en la historia de las naciones y no de las colonias.

sábado, 9 de junio de 2018

PUNTO DE INFLEXIÓN YA



PUNTO DE INFLEXIÓN YA

  1. Establecemos con soberanía un programa de crecimiento y desarrollo, o seguimos con un ajuste empobrecedor y fiscalista dictado por el FMI.

  1. Recordemos que soberanía es luchar por la existencia, o renunciamos a nuestra identidad.

  1. Diseñamos una estrategia nacional, política y programática, o continuamos  en el relato dominante, con funcionarios entreguistas y futuro inviable.

  1. Potenciamos nuestros múltiples recursos con eficacia directiva y justicia distributiva, o reiteramos el conocido desastre del extremismo neoliberal.

  1. Reconstruimos nuestra propia estima, con optimismo sin ingenuidad, o sufrimos inermes la desilusión, la anomia y el desencanto.

  1. Defendemos realmente el sistema federal, o lo resignamos a las improvisaciones del actual “unitarismo” metropolitano.

  1. Articulamos una oposición unida y responsable, respecto a los principios enunciados, o dejamos que la criminalidad financiera persista por la compra de dirigentes, aumentando explosivamente el conflicto social.        

 


jueves, 7 de junio de 2018

II. El TRABAJO ORGANIZA LA COMUNIDAD NACIONAL


II. El TRABAJO ORGANIZA LA COMUNIDAD NACIONAL

1. El significado profundo del peronismo histórico, además de consagrar un liderazgo nunca igualado, señaló la presencia permanente de los trabajadores en el concierto de las grandes decisiones de las que estaban excluidos.
2. Su vigencia se actualiza y agranda ante la reiteración de crisis económicas cíclicas, agravadas por ciertas estructuras partidocráticas vacías de contenido y cruzadas por la división política y la corrupción impune.
3. La posibilidad del movimiento nacional se recrea así en la dinámica del conflicto gestado por el subdesarrollo y la dependencia, donde caducan los discursos y relatos de todo tipo.
4. En los momentos culminantes, realidad e ideal se amalgaman para recordar que la causa nacional está presente, por encima de avances y retrocesos.
5. La estrategia nacional en parte cumplida y en parte pendiente, implica hoy perfeccionar la democracia constitucional, con la participación activa de las organizaciones libres del pueblo y todos los sectores sociales.
6. La libertad de pensamiento y acción es la salvaguardia de los gobiernos de círculo con tendencia a la apropiación del Estado en función de intereses de grupos o sectores expoliadores.
7. El capital debe estar al servicio de la economía, y ésta al servicio del hombre, no al revés.
8. El centro de la construcción económica de una Nación verdaderamente protagonista no es el consumismo exacerbado ni la inversión especulativa, sino el trabajo eficaz y productivo.
9. Sólo la “cultura del trabajo“ garantiza el crecimiento y el desarrollo equitativo, frente a la enajenación de nuestros recursos naturales y geográficos.
10. Restablecer el diálogo de la unificación nacional, exige acordar las bases claras y sinceras de la “concertación económica y social”.
11. Concertar, sinónimo de coordinar y cooperar para el bien común, presupone la consideración mutua de los interlocutores empresariales y gremiales y el debate de propuestas bien fundamentadas.
12. De igual modo, exige recuperar la herramienta estratégica de la planificación consensuada, a corto y mediano plazo, para salir del “día a día” de la incertidumbre y la puja inflacionaria.
13. El trabajo trasciende la noción capitalista de remuneración de “subsistencia” y el criterio colectivista de “sacrificio”, ya que es el eje de la organización e integración del país.
14. Una comunidad sin los deberes y derechos del trabajo, marcha hacia la decadencia política, la destrucción económica y el enfrentamiento social.
15. Los antivalores que acechan la cultura del trabajo son: la especulación, la indolencia y la delincuencia económica.
16. Gobernar es poblar y crear trabajo.
17. Sin trabajo efectivo no hay transparencia electoral ni república, pues muchos votos se trafican con dádivas.
18. La decisión por un modelo productivo, que estimule el esfuerzo compartido, definirá conscientemente el futuro de la Nación, y la calidad de nuestra democracia.
19. La nueva etapa del sindicalismo para el empleo productivo y la concertación social, exige reafirmar la doctrina, reforzar la capacitación y realizar una actualización transparente de sus estructuras y funciones.
20. Manteniendo lo esencial de su matriz orgánica para evitar la anarquización gremial, el sindicalismo argentino debe pasar de la “etapa corporativa” a la “etapa comunitaria”, representando a todos los trabajadores: activos, jubilados, precarizados y desocupados.
21. No postulamos la “autarquía” política clasista, sino la “autonomía” responsable en la defensa del interés común de todos los sectores del mundo del trabajo y la técnica.
22. Una evolución sindical inexorable, requiere lazos cercanos y directos con el conjunto social, favoreciendo también la promoción de las pymes y la reactivación de las economías regionales.
23. Todo el movimiento de los trabajadores tiene el desafío de ascender de factor reactivo de “presión” a factor proactivo de “poder”, para establecer y compartir un Estado de Justicia equilibrado y sólido.
24. La creatividad que esta nueva etapa demanda se traducirá en relaciones mutuamente útiles con el mundo de la educación y la cultura; y en la formación profesional y política de las nuevas generaciones de cuadros y dirigentes.


                

martes, 5 de junio de 2018

I. EL MODELO ARGENTINO Y EL ARTE DE LA CONDUCCIÓN



I. EL MODELO ARGENTINO Y EL ARTE DE LA CONDUCCIÓN

  1. En la gran política lo más importante es decidir desde lo propio, movilizando unidas las energías y fuerzas nacionales hacia el modelo de país que anhelamos.

  1. Esto significa tomar la iniciativa en el orden exterior e interior, para construir “poder” como sistema compartido signado por el bien común.

  1. Un poder con visión estratégica y sentido social que ofrece  posibilidades para todos y no sólo a un sector.

  1. La fe imprescindible de un pueblo en su realización la define y decide, exigiendo imaginación, creatividad, honestidad  y constancia en la implementación de sus propias herramientas políticas, económicas y sociales.

  1. Por el contrario, la aceptación de un modelo impuesto por la globalización tecnocrática y la mundialización financiera lleva al fracaso; porque la desigualdad no es la causa sino la consecuencia de un esquema dominante.

  1. La mera ”gestión” de gobierno como rol administrativo, aún suponiendo un esfuerzo voluntarista, es insuficiente para asistir a la franja excluida por el carácter sesgado y especulativo de la concentración económica (monopolios y  oligopolios que se imponen sin limitación).

  1. Una nación substancial, no aparente, necesita, más que “gestores”, conductores y estadistas que logren la síntesis operativa de idealismo y realismo, de aspiración y posibilidad.

  1. La clave es concordar y concertar los grandes objetivos necesarios y sus lineamientos de acción, para poder actuar con éxito en el complejo ajedrez de los intereses regionales e internacionales.

  1. Necesitamos evolucionar del Estado-individuo al Estado-institución, para obtener la organicidad, la potencialidad y la continuidad requerida por un proyecto estratégico (la teoría errónea de un “Estado nacional mínimo” es funcional al mundialismo trasnacional).

  1. En el marco republicano, debemos perfeccionar nuestro ejercicio de la democracia representativa (“de, por y para el pueblo”), integrando los nuevos elementos de la democracia participativa (“con el pueblo”).
                                                                                                                       
  1. Para madurar en esta perspectiva sin violencia, donde la fuerza, la solidez y el impulso vienen del grado de capacitación  de cuadros y bases, es preciso elevar el nivel de conciencia política, evitando el entrismo, el oportunismo y la manipulación que son los vicios de la politiquería.

  1. El trabajo en equipo y en red es el más adecuado para generar nuevas estructuras y formas de representación y de acción, superando el espontaneísmo y las contramarchas  producto de la falta de preparación y de plan.

  1. La autoridad es una función de conducción y no de dominio: “conducir no es mandar sino persuadir”.

  1. Una conducción desorganizada cae en el individualismo, la arbitrariedad y el autoritarismo, que son su negación. Una conducción coherente  incluye habilidades de comunicación, negociación  y disuasión, ya que: “mejor que vencer es convencer”.

  1. La conducción, en tanto servicio a la comunidad, se manifiesta en los sistemas de “economía mixta” (empresarial privada y empresarial estatal), asegurando su complementación mutua con eficacia, sin negociados y sin conflictos de intereses.

  1. La palabra ordenadora y promotora de la conducción “hace y hace hacer”, mediante conceptos efectivos, sentimientos sinceros e imágenes atrayentes. La vulgaridad revela ignorancia.

  1. La mirada previsora de la conducción tiene el don de descubrir las líneas de resistencia de una situación; y a la vez, identificar las fuerzas dispuestas a su convocatoria para sumarlas.

  1. La crítica, como modo del conocer, se diferencia de la noción primaria de reproche o represión, ya que el saber, la comprensión y la experiencia política.

  1. El liderazgo implica las virtudes personales que dan brillo a la conducción orgánica y facilitan el desenvolvimiento estratégico.

  1. Se distingue de la mera “jefatura” formal o burocrática porque reúne: vocación, abnegación y carisma.

  1. La organización se humaniza, superando el “mando” mecánico con un liderazgo que protege y desarrolla la personalidad y valoración de sus integrantes y participantes.

  1. Liderazgo sin mesianismo; entusiasmo sin triunfalismo y prestigio sin elitismo. La verdadera excelencia es generosa.

  1. Respeto sin temor; adhesión sin obsecuencia y lealtad sin sumisión. La verdadera militancia exige dignidad.

VETO, DISENSO, ESPECULACIÓN Y ARROGANCIA



VETO, DISENSO, ESPECULACIÓN Y ARROGANCIA

1.    Callar es aprobar un rumbo irracional de gravedad creciente y explosiva.

2.    Mas allá del reclamo social urgente y la exigencia de una democracia real y participativa, la lucha debe ser por un plan estratégico nacional que consagre las decisiones soberanas.

3.    Sin patria no hay desarrollo posible, ni equidad, ni paz entre nosotros.

4.    Dijimos desde el principio “entre todos o nadie”, donde nadie significa caos.

5.    Necesitamos conciencia, preparación, prudencia, honestidad y unión. Política en grande como conducción.

6.    Perón lo llamó el Modelo Argentino del Proyecto Nacional.



25 DE MAYO



25 DE MAYO

Reflexiones en la semana de mayo de 2018


  1. Ser Nación con afirmación histórica, sin veleidades antipáticas.

  1. Consensuar un proyecto integral, sin foquismo economicista.

  1. Administrar el Estado con eficacia equitativa, sin corrupción impune.

  1. Priorizar el trabajo con pauta productiva, sin desocupación ni dádivas.

  1. Renovar la política con transparencia electiva, sin internas violentas.

  1. Actualizar lo social con principios integradores, sin mafias dirigenciales.

  1. Reconstruir la defensa con proyección regional, sin agresividad ni militarismo.

  1. Recuperar la seguridad con vocación de servicio, sin extorsiones ni excesos.

  1. Sostener la soberanía con decisión comunitaria, sin entreguismo económico ni político.

  1. Gobernar con veracidad y austeramente, sin desoír los reclamos de justicia.

domingo, 25 de marzo de 2018

7. LA ESTRATEGIA Y EL CASO CONCRETO



7. La estrategia y el caso concreto

La aplicación del arte  a la situación

La estrategia se aprende para aplicarla a la realidad, porque es un arte de ejecución. El estratega no es un mero observador ni un simple comentarista de hechos producidos por otros actores protagónicos. Es un creador que se desenvuelve en las circunstancias de espacio y tiempo donde se juega el destino de la comunidad. “Vivir una situación” significa precisamente, estar en medio de las múltiples tensiones, presiones y riesgos que la definen, impulsando la toma de decisiones operativas y tácticas más adecuadas.

Una coyuntura determinada representa una escena más de una larga sucesión histórica, por lo cual cada situación presente tiene una situación precedente y una situación consecuente, que finalmente se integran y deben evaluarse en conjunto: porque no hay causa sin consecuencia y viceversa. Ver sólo el marco actual, como surgido de la nada, suele ser una maniobra distractiva de los responsables de errores y contrastes. De allí el axioma que afirma que “el tiempo es el padre de la verdad”, porque descubre las razones ocultas del comportamiento de los dirigentes y cuadros comprometidos en cada etapa y su balance de resultados.

Otra maniobra distractiva es plantear luchas extremas, de cumplimiento imposible, para negar la autocrítica imprescindible al mal desempeño político o la gestión ineficaz. Hay que eludir obviamente el riesgo de estos extremos peligrosos, porque en el fondo son resabios sectarios y foquistas con propuestas para aventuras dictatoriales de cualquier signo ideológico. Por el contrario, la democracia es perfectible si participa, no una minoría “iluminada”, sino el conjunto del pueblo como sujeto histórico; cada quien con el método a su alcance, configurando una lucha popular persistente y casi siempre victoriosa.

El “caso concreto”, además de ser motivo de la aplicación del arte, se libra de las teorías dogmáticas. Y brinda la posibilidad de adaptarse, actualizarse e innovar, al analizar objetivamente cada problema y resolverlo en sí mismo, como condición para continuar. En esta trayectoria de obstáculos y avances, se da la aparición de los nuevos líderes, que van estimulando su propia percepción de una conducción participativa y solidaria. Bautismo de fuego de una “generación de reserva y relevo” que se suma con aportes específicos a la conciencia nacional práctica, no abstracta. 

Las nuevas formas de expresión, organización y representación

En realidad la política, que no es una actividad productiva, se justifica moralmente cuando atiende a las demandas del conjunto social. Esto conlleva armonizar los objetivos colectivos en función del bien común. De allí la ayuda que presta la obcecación adversaria, cuando sus dirigentes se manifiestan despectivos, reaccionarios y sólo preocupados por sus negocios personales. De esta manera reivindican lo político por el absurdo de la “pospolítica”, y destacan la  necesidad de verdad por sus “logros invisibles” y discursos incomprensibles.  

La respuesta que ello genera en el campo nacional se llama “participación popular directa”, con una guía sencilla de acción, basada en un trabajo de equipos desplegados, lugar por lugar. Equipos eslabonados capaces de elaborar, predicar y dialogar hacia nuevas formas de expresión, organización y representación. Una estrategia para superar los espacios de ineptitud de los viejos y nuevos partidos del “sistema”. Por esta razón la impronta movimientista evitó la reducción del peronismo a partido laborista, socialista o liberal; a pesar del esfuerzo permanente de los “tránsfugas“, como los llamaba el General. 

No se trata de marchar en esquemas rígidos, ni de permanecer en posiciones estáticas,  sino de defender novedosamente el territorio de pertenencia, sin quedar vulnerables a los golpes previsibles de un adversario que nos consideraría inmóviles o “rejuntados”, y por lo tanto inermes. Por eso nuestras escuelas de capacitación deben ser prácticas, discretas y reubicables. Todo aquello que ofrezca un “blanco fijo “, como enseña la historia, será dividido o destruido, en la agudización lamentable  de la protesta social y las movilizaciones de reclamo.

El modo de control y la fiscalización operativa que corresponden a los niveles de conducción tienen que garantizar la libertad y flexibilidad de nuestros procedimientos. Y lo harán progresivamente de forma menos piramidal y más comprometida voluntariamente. En este aspecto, Perón recusa al “caciquismo”, como esquema primario de ejercer un mando discrecional sin asesoramiento orgánico. Y anticipa la evolución en el arte de conducir por la formación profesional, política y social. Lo hizo en miles de escuelas que cubrieron nuestro despliegue territorial, colaborando con la integración y el desarrollo del país, mediante organizaciones autogestionadas más numerosas y mejor preparadas. Tarea que hay que retomar seleccionando y eligiendo dirigencias honestas, lúcidas y transformadoras.

La información y la comunicación 

La unidad de acción, más difícil en los despliegues descentralizados, que en los concentrados requiere por ello un esfuerzo especial que resulta clave para el éxito. En principio la información política debe ser “suficiente”, a fin de no actuar con visones parcializadas de la realidad, evitando sus consecuencias divisivas en la “coordinación” de toda la organización. De igual modo, tiene que ser “objetiva” y profundizada, eliminando las interpretaciones superficiales o la acción psicológica contrapuesta.

Igualmente, requiere un carácter “permanente” sin vacíos informativos; y funcionar “recíprocamente” hacia y desde la base en un intercambio enriquecedor y que descarte la manipulación de personas o grupos interesados. Perón aclara a este efecto que “la conducción procede tan bien como informada esté: porque la información, de naturaleza estratégica o táctica, en el caso concreto de un conflicto, ya es “poder”.

En cuanto a la comunicación deviene un factor determinante de la posibilidad de desconcentrar y descentralizar equipos, sin perder contacto con ellos y evitando  un impacto dispersivo. Por eso se sabe que “sin comunicación no hay conducción“, precio que implica “vencer al espacio”, particularmente en una beligerancia prolongada y de múltiples manifestaciones sociales y políticas. 

Si bien los medios técnicos son importantes en el tráfico de comunicaciones, lo esencial permanece en el corazón de las personas: por la amistad; la adhesión sincera a los ideales de la doctrina; y el compartir con lealtad los mismos propósitos de militancia. Hay así una ”comunicación interior” que puede superar la diferencia de una tecnología sofisticada.

Economía de esfuerzos y reunión para la decisión

En la dinámica de los conflictos no es obligatorio se siempre más fuerte, cuando se trata de episodios secundarios. Pero la mayor fortaleza es imprescindible en el momento y el lugar donde se va producir la “decisión “. Esta exige una “economía de fuerzas” o “principio de masa”, porque empeña la totalidad de nuestra energía acumulada. Implica la facultad de “hacer la fuerza”, reuniendo la mayor cantidad de medios y recursos disponibles, porque en una batalla principal se juega la suerte de las concepciones enfrentadas. 

Significa obviamente que la negociación o concertación de las diferentes posiciones fracasó, y que del resultado de las operaciones saldrá un nuevo margen, favorable o desfavorable, para retomar la mesa de la diplomacia y el diálogo. Cuando se tocan grandes intereses no hay concesiones gratuitas, salvo las que se perfilan, como el Caballo de Troya, para luchar por dentro del oponente ingenuo o desinformado.

La prolongación y complejidad de las contiendas por la soberanía, la independencia y la justicia demandan  la aplicación del “principio de continuidad en el esfuerzo”; definiendo no sólo los objetivos principales, sino también los objetivos intermedios. Ellos se ubican dosificadamente sobre el eje de avance, para guiar y regular la marcha, acercando la consecución de  la meta, pero sin abandonarla nunca.

Lo expuesto en este capítulo de aplicación puede conjugarse en tres aspectos inviolables:
-          Estar bien informados
-          Mantener la discreción sobre nuestros planes
-          Y tratar de obtener sorpresas tácticas, de gran utilidad en el arte de conducir.

Un fuerte abrazo, Julián Licastro