CULTURA DE REALIZACIÓN O DEPENDENCIA

JULIÁN LICASTRO - CULTURA DE REALIZACIÓN O DEPENDENCIA

1. Apelar a la cultura en diálogo con el pensamiento nacional a fin de atravesar este tiempo de dependencia extrema y codicia ilimitada, pagadas con la desesperación de los más vulnerables. Precisamente nuestra cultura es negada desde su mismo nombre, sustituido por un repertorio societario sin enlace con una identidad plena de soberanía.

2. Reencontrar así el sentido de la existencia, por la realización mancomunada; superando la angustia de la soledad, el absurdo del egocentrismo y la fugacidad de la vida en la nada. Y recuperar la palabra para expresarnos sin temor, con el significado propio de cada vocablo; evitando la tergiversación del manual de “marketing”.

3. Defender la cultura de la vida, que es dignidad, afecto y solidaridad; en respuesta a la arrogancia, el maltrato y la hipocresía. Y postular la cultura del trabajo, producción y  tecnología, en equilibrio de derechos, obligaciones e iniciativas.

4. Prescindir de ciertos dirigentes devenidos  “empresarios”, y de aquellos que, simulando cautela, son cómplices de un régimen inviable de endeudamiento y saqueo, concentración especulativa y desempleo masivo.

5. Aprender por descarte de los cuadros que, desertando de la militancia, sirven de asesores encubiertos a la  “patria contratista” y sus procedimientos mafiosos.

6. Señalar que la corrupción de un gobierno no justifica la de los otros, exigiendo a un poder judicial sin negociados, sobreactuaciones ni extorsiones el  “medir con la misma vara”.

7. Proteger la convivencia comunitaria de la violencia de uno y otro extremo; que frustra la  evolución de la lucha incruenta de conjunto.

8. Alertar que el “amiguismo” no confunda lo personal con lo político, o aísle a la presidencia, ocultando la realidad que es la única verdad. 

9. Vencer las “falsas antinomias” y concertar acuerdos-marco de propuestas públicas de poder nacional, y no recurrir  al  enroque de funcionarios debilitados, rescatando y/o renovando la política, que es imprescindible para conducir  las crisis cíclicas.

10. Saber que entre la impotencia política y económica, la dinámica de la historia ofrece la oportunidad de la  organización social alternativa. Y apreciar a una base esclarecida por el desastre, y potenciada cuando el escarnio laboral y el sufrimiento familiar sean definitivamente insoportables. 

                                                     

Buenos Aires, 9 de septiembre de 2018.