miércoles, 28 de octubre de 2009

Serie de notas sobre el Proyecto Nacional:


1. El PROYECTO NACIONAL
HACE LA DIFERENCIA



La condición primordial del proyecto y su finalidad

Solemos escuchar, aunque no con la frecuencia deseada, acerca del Proyecto Nacional como tarea de reflexión pendiente; y comprobamos que muchos compatriotas ignoran aún lo elemental de su significado. Conviene, entonces, resumir entre todos sus conceptos principales, para sumarnos a la expectativa de un debate profundo que, al tratar temas vitales para la existencia de nuestra sociedad, nos salve del tedio de un momento político de mediocridad y lleno de contradicciones superfluas.

Si vamos a cuestionar estos defectos, sepamos que la crítica que vale aquí es la crítica práctica, que -además de contener expresiones de deseo que se pueden compartir sin esfuerzo- exige nuestro involucramiento personal en los problemas de la realidad social y política. Este compromiso apunta a producir colectivamente los hechos fundamentales que hacen falta, para salir del estancamiento prolongado de una situación anodina y estéril; especialmente si la comparamos con la de los países hermanos que se muestran más maduros y estables.

En principio digamos que, en la facultad de las ideas, “entender” es poder sintetizar una diversidad de conocimientos en la unidad mental de la razón. Y que, en este sentido: ser nacional, identidad nacional y conciencia nacional son expresiones equivalentes; en la medida que demandan rescatar la memoria histórica y, a la vez, formular hacia el futuro una propuesta que reafirme y renueve el sentimiento de un destino común.

La razón, en términos absolutos, nunca permanece totalmente neutral, porque es una herramienta de la voluntad que le impone sus objetivos de acción, detrás de distintos argumentos. Por eso, lo importante en la definición popular del Proyecto Nacional son los impulsos vitales que se autoafirman, basados en arquetipos originarios de nuestra singularidad como país; y que le otorgan vocación de sentido al proceso cíclico, a veces vacilante, de nuestro desarrollo histórico.

Tenemos que manifestar, pues, y antes que nada, una intención política digna, plena de valores fundacionales, para un renovado planteo ético y estratégico, aplicable a las categorías propias de la planificación y la movilización de nuestro gran potencial como país. Por lo demás, la Argentina posible -apenas bosquejada en el acto de su fundación independiente- será el resultado del esfuerzo que todos hagamos en conjunto ahora para desplegar su poderío.


Proponerse un destino y señalar un camino

Proyecto, en su acepción más amplia, significa la capacidad de una comunidad y sus instituciones para proponerse un destino y comprometerse a cumplirlo. Comprende una imagen deseable de país a realizar, y el trazado de un camino viable para lograrlo. En sus grandes objetivos, deben sentirse expresados cada uno de los ciudadanos, reconociéndose en igualdad de participación y pertenencia con los otros. Es la llave necesaria para liberar la energía contenida en sus fuerzas sociales cooperantes, en la medida de su conciencia de identidad nacional. A este efecto, se aceptan y respetan todas las diferencias, menos aquellas que presupongan discriminación o desigualdad.

Metodológicamente, el Proyecto Nacional abarca una previsión, un análisis y una resolución general de la problemática argentina, traducida a una serie de ideas-fuerza como grandes vectores del pensamiento nacional. Ellos deben guiarnos a un futuro de mayor desarrollo político, económico y social, con el apoyo masivo de las grandes mayorías populares. Cuando estas mayorías lo hagan suyo, el proyecto se habrá consolidado en forma sostenida, compacta y plural; sin apropiación de personas o grupos, porque su carácter nacional acredita claramente que pertenece a todos los argentinos.

Esta virtud esencial del Proyecto Nacional se ubica antes, durante y después de los gobiernos de turno, en los sucesivos períodos constitucionales; porque su matriz procesal en el tiempo demanda el cumplimiento progresivo de varias etapas. En consecuencia, tiene que ser flexible para admitir su actualización, pero siempre con visión integradora de toda la gama de actividades y sectores que comprende. Como se ve, es un esfuerzo de largo plazo, que tiende a reconfigurar históricamente la personalidad del país, a partir de un sentido del poder trascendente, no reducido a gobernantes ni partidos considerados en forma puntual y aislada.


Identificar los cambios estructurales necesarios


A fin de otorgar una direccionalidad en gran perspectiva, para la orientación general, la elaboración del proyecto empieza por definir los objetivos nacionales y los lineamientos de las políticas de Estado que surgen del respectivo estudio de la realidad, área por área, sintetizado en sus conclusiones operativas. En esta dinámica de trabajo conceptual, es preciso identificar las transformaciones estructurales que es menester impulsar; los propósitos que las fundamentan; y los recursos y medios para sustentarlas, tomando como base la situación real del potencial nacional.

En cuanto a la formulación paso a paso del proyecto, abarca obviamente el análisis pormenorizado de los objetivos nacionales que ya señalamos, para definir la doctrina nacional que los sustente con amplitud en el plano teórico y técnico. La opción por una lógica doctrinaria abierta e incluyente, es lo contrario de toda actitud dogmática, o ideología rígida y cerrada de sector o facción, porque estas posiciones inviables contradicen la voluntad superior de consenso.

Luego se completa el perfil de lo que podemos llamar la “imagen - objetivo”, pensada como una situación futura ideal, pero factible, para coordinar la convergencia de propuestas y medidas de acción. Nuevamente, se vuelve sobre el tema de los objetivos generales, pero con un mayor nivel de precisión, para puntualizar los objetivos y metas específicos de cada etapa del proyecto. De igual modo, para detallar los lineamientos de las políticas de Estado correspondientes a cada tramo de avance, que es lo que distingue la conducción orgánica de la improvisación permanente.


No concebir un proceso mecánico sino orgánico

Dada la importancia y magnitud de la tarea, que puede tener éstas u otras alternativas de ejecución similares, conviene aclarar -según nuestro punto de vista- el concepto de “tiempo” en el arte de la planificación inherente al verdadero estadismo. Por consiguiente, el tiempo del proyecto no debe percibirse en una dimensión mecánica -medible con calendario y reloj- sino concebirse en una dimensión orgánica, por la estructuración natural, no forzada, de los grandes procesos políticos y sociales.

Tampoco el proyecto nace de cero; porque debemos reconocer que, desde hace dos siglos, nuestra comunidad, con sus marchas y contramarchas, uniones y divisiones, viene expresando por comisión u omisión un “modelo argentino”. Es la trayectoria de aciertos y errores que vamos demostrando hacia adentro y afuera del país. Sin embargo, los defectos no son irreversibles, si se toma debida conciencia de ellos; por lo cual la conmemoración clave del bicentenario [1810-2010], puede ser la ocasión propicia para corregir equivocaciones, potenciar logros y repensar un destino nacional de alcance estratégico y significación continental.

Con este propósito tan necesario, es imprescindible ir creando un espacio de reflexión e intercambio de experiencias y propuestas, válido para contribuir a la transformación positiva de nuestra realidad. Se trata de superar los debates urgentes pero limitados de la política cotidiana -a veces meramente politiquería- para acceder a un nivel conceptual más elevado y amplio, de naturaleza solidaria y creativa. Esto no significa desconocer las diferencias o disimularlas con hipocresía, sino ofrecernos la oportunidad de que nuestras actitudes cooperativas predominen inteligentemente sobre hábitos confrontativos tan arraigados como inconducentes.

No hay sociedad sin conflicto, pero tampoco democracia sin diálogo; por eso plantear un debate sincero y constructivo no es una ingenuidad. Representa, en cambio, la posibilidad de sintetizar, moderar e integrar expresiones de una multiplicidad de objetivos y metas, que pueden y deben ser coordinados y compatibilizados en función del bien común, como alternativa cierta a la intolerancia reiterada, la división definitiva y la violencia latente.

1 comentario:

  1. Los paises se vuelven estables y acompañan el "crecimeiento" global, siempre y cuando, tengan un "plan", o sea, objetivos nacionales perfectasmente identificados, continuamente verificados o reajustados y consensuados politicamente por la sociedad, por medio de los representantes constitucionales, y por los partidos politicos.
    Sin ello, no hay pais posible.
    Posilemente, nuestra modalidad, deriva de la inercia conque venimos, del siglo anterior, donde politicamente podiamos seguir.. ala deriva, sin alinarnos sinb definirnos, sabiendo que estabamos en una posicion geopolitica "centrifugada" y contamos con una de las 5 "praderas" del mundo fuente de alimentos, recursos, y un extenso y rico mar.
    Claro que la situacion ha cambiado, con globalizacion de por medio, tecnoligia, y requiere definicion, orientacion, caso contrtario, nos iremos "cayendo" lentamente , indefinidamente, del sistema de Naciones que sustentan el funcionamiento del mundo.
    o sea, alineacion implica objetivos nacvionales claros, definidos, concretos, y preseguibles.
    Por supuesto, que las disputas del poder, la politica interpartidista, se debe efectuar, "a partir" de esos objetivos, no confundirse y mezclar todo! pareciera mas evolucionado y serio, que haya un acuerdo nacional sobre esos objetivos, y que se acuerde, a desarrollar las democraticas y sanas confrontaciones politoicas de poder, extra objetivos, primigenios de la Nacion.
    Es asi como, se deberian diseñar politicas sociales, de formacion de los ciudadanos, sobre aquello que permanece casi invariable, "valores" es filosofico pero eternamente vigente. Fundamentalmente es el ciudadano, el pilar de la vida en democracia, este debe ser bien "formado" en cuasnto al estilo de vida, a lo politico , al apego al pais, al terruño, sentimiento de pertenencia, todos estos items, que son fruto de las politcas clara de conduccion de una sociedad. Politicas de proyeccion nacional, de infraestructura, de defensa, de energia, y asi, sucesivamente.

    Somos ciudadanos, que estamos "desarticulados" somos ese famoso"crisol de culturas" pero sin "hilos conductores" de por medio. Todo un potencial, claro, falta ensamblarlo para hacer asi surgir un estilo unico nacional. A modo de ejemplo, podemos observar como surge el estilo nacional, el amor por la nacion, cuando nos desvivimos gritando y agitando banderas en el mundial de futbol!! no deberia ser asi siempre? Estamos ante un tema de conduccion de la sociedad, de establecer politicas sociales que den energia positiva al ciudadano, para que se funcione hacia un mismo camino en lo social, en lo democratico.
    Finalente, llegara el mometo que nos demos cuenta? que cabalmente entendamos, que no hay pais sin proyecto, que con el "dia a dia" solo.. se llega, al proximo dia...! no a un futuro promisorio para todos. J.E.P

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