LA PERSISTENCIA DEL SER NACIONAL
Sentimos el
deber inefable de la esperanza, cuando repensamos y predicamos una estrategia
integral de soberanía, independencia y justicia. Una decisión estimulante de
alternativas maduras y propias, ante la enajenación, la dependencia y la
marginalidad.
Un rechazo de
las presiones colonialistas, que no atraen inversión sino usura, mientras
destruyen fuentes de trabajo y creación tecnológica. Una respuesta liberadora
que impulsa la vida hasta el último esfuerzo, aportando a la nueva generación
cierta etapa real de experiencia, considerada un componente para actualizarse
de cara al porvenir.
La emulación
posible de la lucha de los próceres, conocidos y anónimos, forjadores del
“nosotros” de la primera comunidad organizada y libre. Y una revisión de los
falsos modelos de honestidad y eficacia que, por su conducta venal, perdieron
definitivamente credibilidad y revelaron sus carencias. Aquéllos que pasaron
sin ética pública, ni responsabilidad gubernativa, ni lealtad a los genuinos intereses
argentinos.
Sabemos que el
drama de la historia se repite como farsa; y el engaño reiterado tantas veces impide el consenso de “una patria de
hermanos”.La provocación sirve a la reacción, obstruyendo una posición equilibrada,
por el descontrol político de la seguridad democrática, y la inermidad culposa
de las fronteras para reforzar la represión interna.
La solución
empieza entonces en la cuestión primordial del “ser o no ser”, desterrando la
argucia ideológica, la simulación mediática y el interés mezquino. Un nuevo
rumbo del país es necesario para cumplir la promesa auroral del “Día de la Independencia”.
Homenaje sincero
de una voluntad persistente, en el ideario sagrado de su esencia nacional.
Buenos Aires, 9 de julio de 2019.
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