LAS NUEVAS CATEGORÍAS DE
ACTUALIZACIÓN
DE NUESTRA CONCEPCIÓN
ESTRATÉGICA
Crear nuevas categorías de
actualización
Desde la época clásica a la moderna, la filosofía
refiere la palabra “categoría” a los conceptos generales que ayudan a la razón
a elaborar sus criterios. Pero esta definición académica corresponde unirla a
la percepción popular de los desafíos que encara la persistencia orgánica de la
comunidad. En consecuencia, más allá de lo táctico, es menester conjugar una
mentalidad coherente y leal a nuestra concepción superior, porque la estrategia
es el pensamiento previsor y coordinador de la vida colectiva, frente a las
acechanzas de extinción.
A pesar de los problemas, Argentina ha ido
consolidando una tradición capaz de evocar historia, invocar principios y convocar
acciones. Todo ello, en una aspiración trascendente de valores fundamentales,
cuya conciencia nacional se propone atraer la verdad, que no inventa sino
descubre. Fuerza espiritual que acompaña a la dignidad para resistir con
esperanza el temor a la pobreza, la pérdida del trabajo, y la inseguridad
cotidiana como parte de un plan imaginado o consentido de cambio traumático o
violento.
Retomar las virtudes de lo trascendente, no de lo
efímero, significa voluntad de realización plena para rearticular la comunidad,
hecho imprescindible incluso para concretar las aspiraciones personales. Porque
aún lo individual, demanda la reflexión básica de la “filosofía de la vida”
para reencontrar el sentido de la existencia, y del diálogo fundante de un
mismo ámbito de pertenencia. Ningún otro lenguaje, y menos el idioma
criptográfico de la tecnocracia, podrá satisfacer la indagación de las
inquietudes humanas esenciales.
La verdadera política como
servicio y construcción
De allí la inclusión comunitaria de la política,
sentida como servicio y construcción, descartando el sesgo inmoral de la vieja
y nueva manipulación. Porque ella aborta el esfuerzo de educación y
capacitación con las dádivas de los recursos espúreos. Nada material tendrá
éxito sin el nuevo mensaje comunitario de esta concepción existencial, lejos de
la indiferencia social disfrazada de caridad proselitista y de la compra-venta de
votos. Es la vieja historia que hemos padecido en los ciclos “posperonistas”
que deformaron al Movimiento. Y ahora en la etapa de la “pospolítica”, como el
reino virtual de las cosas superficiales, los esquemas reales de explotación y
la idolatría de la plutocracia. La condición humana yace así sin rumbo,
absorbida por los artefactos y reducida a la impiadosa clasificación de la
gente como meros “usuarios”.
Mientras la cuestión nacional se reduce al esquema
mercantil de los tecnócratas, extraños al sentimiento patriótico, el “orden” mundial sufre las
consecuencias de una penetración que subvierte Estados soberanos y desvanece
sus fronteras. Aunque también registra la respuesta de corrientes numerosa que
defienden la producción, el trabajo y el mercado de su país. No es el caso de
copiar los caracteres específicos de estas experiencias en las más grandes
potencias. Porque sabemos que hay nacionalismos de opresión y nacionalismos de
liberación y desarrollo como el peronismo originario de la justicia social, la
independencia económica y la soberanía política.
La tercera posición en la
geopolítica actual
La perspectiva de la tercera posición excede sus
inicios en la década del 40 frente a los conflictos sistémicos con los imperios
de entonces. Hoy abarca también los conflictos asistémicos que protagonizan las
corporaciones, y la disputa principal entre China y EEUU. Aquellas viejas
alianzas, de un modo u otro, respondían a coincidencias culturales e
ideológicas. En la nueva escena, la única verdad es la globalización asimétrica
manejada por las transnacionales en el “capitalismo salvaje” y sin reglas.
Por tal razón, el postulado matriz del Movimiento fue,
y sigue siendo, “la organización de la comunidad nacional como sujeto
histórico”, constituido por el pueblo en su conjunto. Y no una “sociedad” de
conveniencia, separada de las decisiones tomadas por magnates y oligarquías.
Este fue el “escándalo” político que puso a todos los partidos tributarios del
sistema, por derecha e izquierda, contra el General Perón.
El segundo postulado es institucionalizar “el Estado
nacional como sujeto jurídico” sólido y eficaz, para contener los excesos del
mundialismo financiero privado. Este proceso desmesurado, sin la menor “ética
económica” no globaliza las ganancias sino sólo las perdidas, contra el derecho
de los pueblos al desarrollo sustentable con equilibrio ambiental. Necesidad
que impulsa una reforma estatal abierta a la participación de la sociedad,
desechando las estructuras burocráticas proclives a la corrupción y el autoritarismo.
Finalmente, la proposición de establecer “la
concertación productiva como sujeto social”, crea la base de sustentación equitativa,
sin reiterar la “guerra” interna de precios y salarios que provoca los extremos
de la pobreza creciente en un país pródigo, y la concentración de riquezas en
la instancia terminal de la especulación a cualquier precio. Allí la crisis es
mundial, con el retorno de tendencias divisionistas, aislacionistas y
supremacistas, donde agonizan los valores de occidente representados por una
Europa decaída. Lo que explica que ahora se analice tanto, en el aspecto
filosófico, teológico y estratégico, las intensas convulsiones que agitan el
Sur de América, hasta ayer desestimado como las tierras y mares del “fin del
mundo”.
Por esta causa abrimos el debate sobre las nuevas
categorías de actualización, y su aplicación por los cuadros formados
solidariamente que detestan el divisionismo estéril. Ya que, en el desenlace de
esta batalla de inteligencia y voluntad, se juega la desaparición de la Argentina, “desguazada”
por grupos de negocios, o su renacer en una nación integral, soberana y señera.
Buenos Aires, 13 de agosto
de 2017.
Julián
Licastro
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