ANA Y JULIÁN
REFLEXIONES SOBRE LA DECLARACIÓN DEL
EPISCOPADO
Es injusto e
irracional que tantos argentinos mueran de hambre en “la patria del pan”.
En lo ético y
espiritual, constituye el pecado de endiosar la avaricia desmesurada de los
responsables de organizar un plan urgente para
solucionar la emergencia alimentaría (en cantidad) y nutricional (en
calidad).
Lo más
doloroso está patentizado en el perjuicio causado a la niñez, por la
desprotección en la estructura y vinculaciones básicas de la inteligencia,
irreversibles después de ese período inicial del desarrollo humano.
Drama
acompañado de heridas espirituales que permanecen, y aún se ahondan
traumáticamente, durante toda la vida.
Comprobar que
directivos estatales, insensibles o indiferentes, con recursos asignables a
esta situación, resuelta lamentable.
Afirmamos esta
“realidad que es la verdad” en nuestra condición de ciudadanos angustiados, con
una larga trayectoria como formadores y educadores, creyentes en valores
superiores, y en un futuro nacional y popular inclusivo.
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