JULIÁN LICASTRO
EL MAL GOBIERNO
La libertad es el “poder obrar” con significado
popular, siguiendo normas de las que el ciudadano es árbitro democrático.
En
consecuencia, el buen gobierno exige no dañar la “libre voluntad comunitaria”
de modo deliberado, por el designio autoritario de la avaricia absoluta.
Los motivos
obrantes no se definen por “casualidad”, sino por “causalidad”, pues somos lo
que hacemos.
La ”voz de la
conciencia” se resume en el imperativo “puedes porque debes”, calificando una
personalidad como apta o inepta para ejercer el estadismo.
El mandatario
responsable brinda contención a los problemas de la dirección política y
económica, evitando el temor y la desesperanza, y alentando la armonía y la
concordia.
La conducción
superior se revela al elegir el camino adecuado entre “necesidad y
posibilidad”, perseverando en un esfuerzo abnegado.
La identidad
es imprescindible para percibir la realidad, y el ideario de valores
espirituales, para eludir retrocesos y la reiteración del fracaso.
La razón
fundamental implica consubstanciarse con el carácter histórico, solidario y
sagrado de la Patria.
Buenos Aires, 1 de
septiembre de 2019.
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