sábado, 27 de abril de 2019

LA CONSTRUCCIÓN DEL FRENTE



LA CONSTRUCCIÓN DEL FRENTE

En el ciclo del saber popular, la práctica elabora teoría por la revisión crítica de sus altibajos; y esta teoría afina la acción por la técnica que ofrece mejor expectativa. Por eso llamamos “doctrina de conducción” a la combinación de teoría y técnica que sigue la estrategia adecuada.

El método evita cuatro errores letales: el espontaneísmo de las bases, la hipercrítica de los escépticos, la teorización de los intelectuales y la mecánica de los tecnócratas. Tenemos así la experiencia vital de los frentes nacionales que nos rescataron de las crisis políticas, económicas y sociales.

Sucede que la razón profunda, ante una emergencia grave, busca solidaridad y unidad, pero no de cualquier manera, como en la agitación habitual de la “izquierda”; sino en la gran confluencia que contiene el eje de la verdad y la justicia.

Respeta la honestidad, pero no se queda en el purismo o la moralina impotente de la tendencia testimonial. Ni pelea por pelear, favoreciendo la represión sistemática que mezcla todo para confundir. Lo hace para ganar en las calles y en las urnas por la transformación del Estado y la regulación equitativa, no totalitaria, de las empresas públicas y privadas.

No plantea la autarquía, la xenofobia ni el aislamiento, pero destaca lo propio, cuestionando los subsidios de miseria que encubren la falta de trabajo genuino; y fomentan el ocio, la usurpación y el choque entre colectividades marginales, reacias a integrarse en nuestra sociedad.

El frente es una entidad superior, con la columna vertebral de los trabajadores, en su más amplia acepción, que debe avanzar sobrepasando a los malos dirigentes. Lucha esforzada, dentro de un marco democrático deformado por el autoritarismo voraz y sin escrúpulos.

Este frentismo imprescindible equivale a una “cadena de potencial” cuando se han sopesado objetivos y medios, reduciendo riesgos y accediendo a más altos niveles operativos; a condición de evitar la disputa de “egos”, común en los partidos fragmentados. La meta trascendente vencerá al  final al marketing adulterado de los asesores de imagen, la difamación y el divisionismo mediático.

La incorporación de las alianzas tácticas en lo estratégico significará mayor conciencia, identidad y cooperación, contrastando con el caos de nuestros oponentes. En esta señal de una próxima etapa, no habrá agrupamiento político, gremial, eclesial o social, ni demasiado grande ni pequeño, porque sólo en la unión de todos podrá latir el corazón histórico de una épica vencedora.

Buenos Aires, 29 de abril de 2019.

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