martes, 21 de junio de 2016

8. ORGANIZAR EL TERRITORIO SOBRE UNA BASE ESTRATÉGICA



8. ORGANIZAR EL TERRITORIO SOBRE UNA BASE ESTRATÉGICA

Una aplicación decisiva del pensamiento estratégico en el campo político, es la implementación exitosa de un orden territorial actualizado y eficaz. Proceso esencial, de cariz fundacional, pero no detenido en el tiempo, para transformar progresivamente el espacio geográfico con la voluntad de una comunidad de sólido arraigo y vocación histórica.

El territorio, como parte de una concepción dinámica de la realidad, compone el cuerpo de una doctrina nacional imprescindible, pero no dogmática, sino adaptada a las modalidades del país. El principio y fin de esta doctrina es un pueblo motivado a cumplir el mandato implícito en el “ser o no ser” de su determinación evolutiva.

Este temperamento trascendente, templado en el criterio objetivo de ocupación y utilización racional del territorio, potencia su acción organizativa con el arte de la planificación. Porque planificar significa descartar la improvisación perniciosa que deforma la naturaleza del espacio; impidiendo la acumulación de los efectos positivos concatenados en la sucesión de la trayectoria nacional.

Sin embargo, la organización territorial no es obra de los estrategas sedentarios que la pretenden diseñar en su escritorio. Diseños rechazados por sus destinatarios, ubicados realistamente en el contexto social, por considerarlos teorías incomprensibles o imposiciones burocráticas. Luego, esta tarea requiere el aporte de la experiencia de los pueblos que viven y sienten las condiciones de su localización concreta.

Una expansión demográfica productiva

Reflexión situada, no abstracta, que suele producir ideas relevantes, no muy difundidas, de cómo realizar una expansión demográfica sustentable. Cooperación inestimable para dinamizar la práctica política, hoy encapsulada en el pasado; y para relanzar la “cultura del trabajo” postergada por la inercia de los malos dirigentes que se eternizan en sus cargos, sólo por su propio beneficio.

Hay que abrir el ciclo de un debate estratégico-territorial, con algunos ejes principales de análisis, dentro de los numerosos factores en juego. Así, las primeras conclusiones operativas, no teoricistas, irán orientando el intercambio de diversas ópticas y propuestas para enriquecer los contenidos de una estrategia efectiva, que privilegie la producción y el trabajo.

El despliegue actual de las unidades poblacionales establecidas y afincadas en su paisaje productivo, educativo y laboral, puede expresar los requerimientos técnicos y logísticos a satisfacer. Sobre todo si los conjugan en el radio de alcance de las instalaciones que, con sus limitaciones y vacíos, marcan la presencia del Estado: sea en los sistemas de protección civil, defensa nacional, fuerzas de seguridad al servicio de la comunidad y red de infraestructura con sus problemas y demandas.

De igual modo, considerar el despliegue territorial de la Iglesia, imbricado desde siempre en todos los parajes, aún los más lejanos, de nuestra vastedad geográfica. Y, en un aspecto similar, la concurrencia social y asistencial de otras expresiones religiosas presentes con su propio accionar. Amén de innumerables organizaciones libres, autogestionadas o intermedias, cuya finalidad ulterior fortalece la gran construcción comunitaria que nos alberga.

El movimiento obrero organizado es fundamental en esta materia, por su relación con las fuentes de trabajo y el aprovechamiento de los recursos naturales, en un marco de concertación con las unidades de producción y con los gremios empresariales. Todo esto con una operatoria descentralizada, para incentivar  directamente a las economías regionales que se encuentran quebradas.

Reactivar la conciencia territorial argentina

El cambio en la cultura que ya hemos referido, se muestra aquí como cambio de mentalidad para reactivar la conciencia territorial argentina.   Y como un volver propositivo al espíritu pionero, audaz, creativo y emprendedor que realizó nuestro primer avance colonizador, pendiente ahora de un nuevo impulso expansivo. Las migraciones externas que recibimos, sin discriminación, aún desde otros continentes, requiere nuestra presencia indelegable por su impacto cultural e integrador de la ocupación geográfica.

La mejor respuesta al acicate territorial será, sin duda, aquella de los líderes comunitarios que, aparte de sus etiquetas partidarias, cargan en primera persona la crisis que agobia a las comunidades distritales. En esta jurisdicción, el municipio es la entidad protagonista, predispuesta a captar y adoptar las nuevas ideas sobre aprovechamiento territorial y concertación productiva, pues se sabe que la emergencia no cederá en un esquema burocrático pasivo, ni en el desborde de la protesta vecinal.

La desconcentración de la competencia ejecutiva que el nuevo ordenamiento territorial exige, tendrá su reflejo institucional en el perfeccionamiento social de la democracia. Fuente de inspiración para legislar normas consensuadas que consoliden su aspecto jurídico. Y para renovar las prácticas gubernativas caducas, orientando sus pasos con verdaderas “políticas públicas”, y la paralela formación de toda una gama de nuevos dirigentes y estadistas.











No hay comentarios:

Publicar un comentario