14. EL ESTADO: CREACIÓN HISTÓRICA O INVENCIÓN BUROCRÁTICA
Promediando las reflexiones sobre el
Estado, para comprender mejor la necesidad de contar con políticas públicas, es
preocupante constatar hasta ahora el deficit de propuestas, alternativas y
debates. Vemos así que la campaña electoral se manifiesta por ausencia, como
aquello que ha sido reemplazado por acciones publicitarias de “relaciones
públicas”, sin el balance preciso de lo correcto e incorrecto para encarar el
futuro.
Un análisis serio, no oportunista,
debe ponderar lo que funciona bien, porque ha sobrevivido crisis, retrocesos y
ensayos; y, desde el lado opuesto, revisar lo incompatible con las solicitaciones
actuales de la sociedad. En esta tarea, la ostentación personalista o
ideológica es mala consejera, igual que el resentimiento y la revancha, porque
oscurecen el campo de aplicación de un tratamiento político progresivo y
prudente.
La realidad empírica tiene que
contrastarse con la “imagen-objetivo” del Estado como creación histórica de una
amalgama cultural. Un proceso sedimentado en un territorio y una memoria
colectiva, para referir los rasgos destacables del comportamiento ciudadano. Los
clásicos dicen, justamente, que “el Estado es la gran política en acto”,
recordando las obligaciones y deberes de la conducción, para evitar que su
voluntad sólo se reconozca en forma irrestricta a expensas de la comunidad.
En la secuencia delicada de una
transición compleja, con conflictos emergiendo en varios flancos que acumulan
tensiones, lo principal es la humildad. Esta virtud sincera, y no actuada ni
neutral, incide con sus valores y convicciones en la realidad que es la verdad.
Y testimonia una sensibilidad social que descarta la tentación dirigencial de
aislarse y distanciarse unilateralmente de la gente, sus reclamos y urgencias.
Lamentablemente, en la lucha de
intereses, que se potencian en la esfera pública, las distintas facciones
suelen instalar un “Estado dentro del Estado”, concentrando la facultad de
nombramientos y designaciones en sus propios integrantes. Falta de amplitud que
se expande a despecho de las regulaciones de carrera y mérito, dejando a muchos
postulantes fuera de toda selección por concurso de aptitudes reales.
Por esta causa, reiterada en
diferentes gobiernos, las innovaciones tienen que repensarse metodológicamente
para poder superar las “restricciones estructurales” establecidas por numerosas
disposiciones anteriores. En particular, la invención burocrática de líneas y
formatos de trámites engorrosos para facilitar la corrupción y el tráfico de
influencias. Obstáculos que requieren la sabiduría de abrir gradualmente los
márgenes de iniciativa para una reforma seria y sustentable.
Añadamos aquí que “la razón histórica”, valga la
contradicción, no siempre ha sido racional en la construcción de un Estado con
medidas inteligentes; porque en cada momento también actuó el azar, la
confusión del contexto y el determinismo de la necesidad. Factores que
desmienten el purismo de los relatos retrospectivos y la negación de los
agentes entonces actuantes; pues cuando una génesis orgánica es vital, las
grandes tendencias reaparecen en el curso y recurso de la historia que se
repite.
Pese a las dificultades, la defensa
honesta del Estado tiene que seguir el eje de las fuerzas de cohesión,
neutralizando las fuerzas de dispersión que se agitan en cada encrucijada de su
desenvolvimiento, especialmente por presiones políticas y geopolíticas.
El propósito es acentuar nuestra identificación con el país, afianzando
los hábitos positivos en un código posible de convivencia cotidiana, espíritu
de trabajo y voluntad de diálogo. [9.6.15]
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